martes, 19 de junio de 2012
Una de las cosas que me sorprenden en este proceso de aprendizaje, es ver como ha cambiado mi mirada de las cosas, saber que lo que parece inalcanzable es solamente dificil, y lo que se ve dificil, se puede acercar con esfuerzo y organización. El río se lleva hermosos recuerdos, muchos de ellos relacionados con personas. Cada acción desencadenó otra, en una sucesión que me tiene parado frente a una encrucijada: ¿quiero ser sicólogo?
Por los temas sobre los que trabaja mi mente pareciera ser que sí. Además, todo ocurre por algo. Todo fluye como el agua del arroyo. Todo se escurre como la brisa matutina, con un té bien agarrado con las dos manos en actitud sacramental. Una mirada al horizonte y se vislumbra la belleza de este paisaje al atardecer. Aunque el río denuncia las inmundicias de las personas que lo contaminan más arriba hacia el interior, la naturaleza de Freirina es inmensa. Me queda en la retina este mensaje: Pachamama, no los perdones porque saben lo que hacen. En el fondo no saben que se vuelven miserables. No hay nada más miserable que ser abominable.
Una de las cosas positivas que me deja este paso por Freirina, es haber descubierto rasgos de líder en mi personalidad, rasgos de inteligencia y fortaleza ante la adversidad. He aprendido a hacerme responsable. Es la hora de partir.
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