jueves, 30 de septiembre de 2010

Los celos

Podemos integrar los 3 planos de la palabra simbólico, representado por el significante, lo imaginario representado por la significacion, y lo real que es el discurso realmente pronunciado en su dimension diacronica

* la instauracion misma de la experiencia está en función del testimonio

* todo conocimiento humano tiene su fuente en la dialectica de los celos

* entre niños lo que sucede entraña ese transitivismo fundamental

* el objeto del interes humano es el objeto del deseo del otro

* el yo humano es el otro, y al comienzo el sujeto esta más cerca de la forma del otro que del surgimiento de su propia tendencia. En el origen, él es una coleccion incoherente de deseo -este es el verdadero sentido del cuerpo fragmentado- y la primera sintesis del ego es esencialmente alter ego, está alienada.

* el conocimiento paranoico se instaura en la rivalidad de los celos

* en la nocion de objeto esta incluida una alteridad primitiva, por cuanto es primitivamente objeto de rivalidad y competencia. Solo interesa como objeto de deseo del otro.

* el caracter agresivo de la competencia primitiva deja su marca en toda especie de discurso sobre el otro con minuscula, sobre el Otro en cuanto tercero y sobre el objeto

* se da una lucha virtual en la cual el organismo esta siempre latente en todo lo que es del orden del testimonio

* la dialectica del inconsciente implica siempre como una de sus posibilidades la lucha, la imposibilidad de coexistencia con el otro... aqui reaparece la dialectica del amo y el esclavo

* el amo le quitó al esclavo su goce, se apoderó del objeto del deseo en tanto que objeto del deseo del esclavo, pero perdio en la misma jugada su humanidad... a quien debe su humanidad? tan solo al reconocimiento del esclavo. Pero como él no reconoce al esclavo, este reconocimiento no tiene valor alguno

* quien triunfó y conquistó el goce se vuelve completamente idiota, incapaz de hacer otra cosa mas que gozar, mientras que aquel a quien se privo de todo conserva su humanidad


Lacan, Seminario 2, La Psicosis


* en ausencia de un rival, el celoso se inventaría otro (Dimitri Karamazov)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Demanda de Amor 2

* Lo que un individuo solicita de un Otro primordial, es protección, cuidado, satisfacción. La protección y el cuidado son prácticamente lo mismo y tienden a asociarse mayormente al amor que la satisfacción. Para ejemplificar aquello, se pueden nombrar muchos casos en los que individuos embargados por el sentimiento amoroso, resisten el hambre, el frío y la fatiga. Evidentemente, esto tiene un límite; en algún punto el individuo precisa comer/vomitar, descansar/agitarse y abrigarse/refrescarse. Ahora bien, parece legítimo pensar que el que ama y es correspondido en su amor, es capaz de resistir mucho más tiempo, y de mejor forma, la carencia de esos pertrechos -si es que el que le ama al menos lo protege simbólicamente. Hay un sentido más prospectivo en la protección, que en la satisfacción de la necesidad. A esa situación de protección la solemos llamar amor y a la segunda placer... ahora bien, la satisfacción de las necesidades, no son acaso formas de protección? Lo son, pero de un modo secundario, porque lo que prevalece en el amor es la demanda de una presencia más que la satisfacción de una necesidad particular. A este tipo de amor lo representa muy bien el amor filial: de los verdaderos amigos y de los parientes. De ellos, no se espera más que su atención, es decir, su cariño bajo la forma de una presencia (física y metafísica). Hemos de llamar a este tipo de amor, por lo tanto, "Amor Presencial". Este es el único amor que no es excluyente con los demás porque puede aparecer bajo diferentes formas y en distintos contextos. Es solo excluyente con el amor intelectual y con el amor hedonista, porque el primero es contrario a la seguridad que genera la persistencia del ser amado en su subjetividad emocional (el exceso de razón en ese sentido mata al corazón, lo esteriliza); el segundo, porque el placer es coyuntural, es decir, contrario a la sensación de abrigo que trasciende los momentos (constancia objetal). No representa esta condición amorosa, justificada en la persistencia y en la seguridad, también un tipo de satisfacción más como las del cuerpo? ciertamente, pero con la particularidad de que esta satisfaccion trasciende las coyunturas, moviendose más bien en un nivel metafísico: psicológico, emocional y espiritual.

* El que demanda amor lo hace pensando en su protección personal. Si en esa busqueda de protección, placer o de identificacion emocional (cercano al transitivismo de los bebés) el sujeto se enamorisca de su pareja, la situación estable y de seguridad que se describía anteriormente se altera sustancialmente. El sujeto se enfrascará en cambio en alguna de sus tendencias o facultades amatorias (emocional o genital) para apropiarse del otro y encontrar en ello satisfacción; se pierde en esta transaccion el equilibrio que facilita la constancia y la seguridad de los amantes porque se carece de una consideración racional con el otro. Cierto que las personas muy juiciosas pecan de falso amor; el que ama genuinamente no llega a comerse al otro (intelectual, emocional y genitalmente) hasta destruirlo. El que ama inclinado excesivamente hacia sus caprichos crearpa una fuerza obsesiva que mecanizará una tendenciosidad bipolar; un sujeto así dispuesto, en su desesperación, correrá el peligro de tragarse al otro como si este fuese un objeto del mero consumo; se consumen las identificaciones y se descargan los deshechos como enfermedad y el amor como satisfaccion de dominio sobre el otro; el que ama inclinado unicamente hacia la emocionalidad lo hará buscando fagocitar al otro en el corazón; desde la sexualidad lo hará con la transacción genética (y de los distintos órganos de los que se vale para conseguir sus metas); desde el intelecto, desde alguna superestructura mental. El individuo es cegado de este modo, en sus posibilidades de proteger al otro y a si mismo, atado a la fuerza de su tendenciosidad obsesiva, y de su deseperado anhelo de control o evitación de su propia soledad. El que se identifica obsesivamente, sin un sesgo racional justo que lo equilibre, termina por engullirse al otro de manera tendenciosa. Es cierto que la persona enamorada también es presa de obsesiones tendenciosas que rompen el equilibrio, que irrumpen la homeostasis cotidiana, pero lo que diferencia a un sujeto enamorado de uno enamoriscado, es una predisposion de seguridad monopolar, una consideración emocional con el otro dialectizada por la razón, pero que encuentra seguridad en un terreno comun; el enamorado "busca" sin engullir: pide sin imponer y desea sin destruir. Hay en esto un problema psicológico referente a la capacidad de tolerar la frustracion (que produce la independencia del otro y sus negativas) digna de otro analisis (más fecundo que el que aqui se presenta). Se puede concluir de lo anterior que el enamorado logra resistir los rechazos o la no consecusión de sus fines gracias a un uso de razón justo, que logra equilibrar, combinar e incluso fundir los tres elementos de su actitud amatoria (la razón, el corazón y la genitalidad), subsanando a su vez la tendenciosidad de sus fantasías, que para los efectos del caso, resultan inocuas: fertiles para la creatividad y la estimulacion vital. Los peligros del romanticismo, propios del enamoramiento, generan nada más que los vértigos propios de lo incierto y no llegan a trasgredir per se, la autoestima y los buenos sentimientos hacia lo semejante.

* Hay quienes se ponen del polo hedonista. El amor que prodigan es libre porque no se compromete: su sentido de protección es nada más que pasajero, coyuntural, ligado a la satisfacción. Es legítimo hablar de amor en esos términos o no es más bien un tipo de apego posmoderno en el que el individuo se protege del otro (de su mal: su indiferencia, sus críticas, sus demandas) para experimentar un placer nada más que momentáneo y conviviente de conquistas secretas? si su momentaneidad le resta persistencia, es en cambio mucho más eficaz, potente, intenso, justamente por el sesgo impersonal por el que se guia. El romanticismo se extiende, en el que ama hedónicamente, a algunas o varias conquistas, dependiendo del grado de histeriquismo (don Juanismo) de su actitud. Un amor de ese tipo no puede ser más que superficial en cuanto a las exigencias de personalismo que su protección moral exige pero profundo en cuanto a la conexión vital del sujeto con las necesidades del cuerpo. Quizás este sea otro tipo de enamoriscamiento más: seguramente; también presenta los rasgos delirantes (las idealizaciones) de los enamoriscamientos antes mencionados, sin embargo, aquello es nada más que pasajero; un amor hedonista se diferencia de la enamoriscación por su momentaneidad y la multiplicidad de conquistas (opuesta a la obsesión monógama) sobre la que reposa su regocijo. Un amor de este tipo, hay que advertirlo, se expone a los peligros de la inestabilidad y de la indignación del otro ante sus deslices.

* Hay otro tipo de amor cercano a la identificación intelectual. Este es muy comun en los amigos pero también se sucita a nivel de pareja. Si la persona es muy juiciosa, el amante será incapaz de conectarse con su cuerpo. Cuando el juicioso debe rendir o satisfacer al otro emocional o genitalmente, puede padecer los más diversos síntomas, antes, durante y después del acto, de aquello que se le exige como prueba de amor. Esto, a su vez, puede provocar una retroalimentación negativa con el ser amado que impedirá el relajo y la satisfacción de ambos, todo lo cual, redunda finalmente en un amor menoscabado por la anorgasmia, la eyaculación precoz, las alergias, la impotencia, etc. Ahora bien, muchos homosexuales y gente rígidizada practican este amor sin ninguno de los síntomas antes mencionados; para ello, sin embargo, deben satisfacer sus necesidades emocionales y genitales -obturadas por el intelecto- por vias alternativas.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Comunismo: una Utopía?

Siguiendo la línea teórica trazada por Adam Smith en su libro “La riqueza de las naciones”, Marx y Engels analizan los mecanismos del mercado capitalista en su "Manifiesto Comunista". A diferencia de Smith, Marx extiende su análisis más allá de los mecanismos con los cuales el mercado capitalista se hace posible. La pregunta de Marx va dirigida hacia la clase beneficiada por esos mecanismo y hacia la supuesta legitimidad con la que una clase explota a otra en el control de las riquezas. Marx pone el acento en la lucha de clases que ello suscita, pero sobre una base materialista; esta condición de lucha entre clases por la riqueza y el estatus social, es el sustento real de toda ideología posible que a su vez garantiza conceptualmente la explotación de una clase sobre otra. En ese sentido, el Manifiesto Comunista ofrece algunas alternativas prácticas para una constitución más equitativa de los mercados. Ofrece asimismo algunas contradicciones y algunos excesos que el devenir histórico se ha encargado de revelar.

Si antes los patronos lograban gobernar en la indiferencia absoluta acerca de los problemas que pudieron tener sus obreros, constatamos hoy en día que gracias al desarrollo de las comunicaciones los patronos son impelidos a hacerse cargo de sus demandas. La clase oligarca ha debido recoger la crítica de Smith incorporando una nueva forma de relacionarse con el proletariado: la persuasión mediática de unos pocos sobre la mayoría gracias a la simpatía. Gracias a ello, la imagen corporativa de una empresa puede identificar al empleador con sus empleados, y viceversa, a los empleados al empleador; los beneficios saltan a la vista, pero también sus limitaciones y peligros: en el contexto engañoso de la publicidad y del manejo subliminal de la información, la simpatía puede ser utilizada como una nueva forma de explotación.

La conectividad se transformò de pronto en algo casi tan esencial como la comida. Las oligocracias mundiales pueden hoy en día gobernar un amplio mercado y someterlo a la superproducción de sus industrias gracias a los medios de comunicacion. “Se ha debido cursar entonces un proceso en el que el mercado de China y de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercaderías en general, dieron al comercio, a la navegación, a la industria, un empuje jamás conocido.” La apertura de los mercados a la competencia internacional significa en ese sentido, para la situación obrera, el aumento de su explotación.

En relación a dicha apertura, Marx señala que el capitalismo ha sabido adaptarse a las necesidades y a la ambición de una clase minoritaria pero poderosa, que supo aprovechar el debilitamiento de los feudos. "De los siervos de la gleba de la Edad Media surgieron los “villanos” de las primeras ciudades; estos villanos fueron el germen de donde brotaron los primeros elementos de la burguesía..." . El régimen feudal dio paso al trabajo gremial, pero este a su vez, con el crecimiento paulatino de las ciudades, no pudo ya cubrir sus demandas; la apertura de los mercados al colonialismo junto con el desarrollo de la ciencia y el humanismo, permitieron abrir nuevos horizontes comerciales para la nueva clase burguesa que crecía en la ciudad. A la posición social que tenían estos pequeños comerciantes villanos, la vino a reemplazar una clase dedicada al dominio de la manufactura industrial. Sólo en a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, la máquina a vapor y el ferrocarril permitieron ampliar las redes comerciales de los magnates dueños de las industrias, de los grandes propietarios, que de ese modo, vieron incrementar su poder. A medida que la ciencia y las ciudades crecieron, se necesitaron nuevas formas de abastecimiento y de explotación de una clase sobre la otra. Los encargados de las grandes industrias, con la incorporación de nueva tecnología utilitaria y militar, lograron obtener irracionales fortunas y poder sobre los demás poderes del Estado. El ejercicio de la oligocracia, en consecuencia, va de la mano de un poder político y marcial que lo ideologice y promueva bajo el supuesto bienestar de la mayoría. Estos magnates, con el crecimiento de las ciudades, llevaron de ese modo sus industrias a un estado de superproducción en el que el excedente de trabajo no es retribuido a su ejecutor y en donde la mercancía superproducida debe crear y perpetuar lazos de unión y abuso del consumidor con dicha mercancía- las liquidaciones son un buen ejemplo de ello.

“A cada etapa de avance recorrida por la burguesía corresponde una nueva etapa de progreso político y se conquista la hegemonía política; se crea el moderno Estado representativo. Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa." Ante esta situación de dominio, Marx propone la destrucción de dicho sistema para reemplazarlo por uno comunista. El comunismo de Marx ataca en ese sentido al pensamiento burgués en su raíz, pretendiendo eliminar toda la superestructura ideológica que legitima su poder; busca abolir todos los derechos de la oligocracia sobre la propiedad privada, la riqueza y la mayoría proletariada. ¿Ha sido esto posible en el transcurso de los años? o ¿no es más bien el comunismo al igual que el capitalismo una forma en la que unos pocos se benefician a costa del trabajo de la mayoría?

Si seguimos la descripción Marxista de la evolución capitalista, el burgués y el propietario noble, logra apropiarse legalmente de la riqueza por leyes que son creadas y defendidas para su servicio y no para fines justos al bien común. En el Manifiesto, se dice que esta apropiación es ilegítima porque atenta contra el sentido comunitario de lo que debiese ser un Estado. Los mecanismos de los que se vale el capitalista son, en dicha lógica, el derecho a la propiedad privada, la apropiación del excedente del trabajo del que, persuadido de no haber otra forma, deposita su energía y tiempo en el trabajo de los recursos presentes en la propiedad. De ese modo el trabajador pasa a ser un recurso más dentro de todos los demás enfocados al lucro. El derecho a la herencia y a una educación elitista es otro de los mecanismo con el que el propietario burgués trasciende su estirpe generacional. Para Marx, la clase explotada debe reformar el Estado si desea acabar con esa injusticia.

Señala el autor que el proletariado debe apoderarse del Estado mediante la violencia. La codicia de la fuerza oligarca debe ser combatida por la fuerza. Un Estado comunista de esa índole, solo puede reformar a su gente erradicando a la clase burguesa, persiguiendo a sus ideólogos y poniendo el acento en la educación, en un cambio de mentalidad absoluta. Un régimen aduanero fuerte, es decir, un control estatal severo debe impedir que unos pocos se enriquezcan libremente en detrimento de la mayoría. Pero ¿a dónde van a parar esos impuestos sino a los bolsillos de los gobernantes? ¿es la educación y el cambio de mentalidad una garantía para que el que gobierna no se aproveche de la mayoría? Parece esto posible lejanamente, con un cambio de mentalidad en la educación, pero no mediante la violencia o la represión de un sistema por otro; por lo pronto, la oligocracia no ha desaparecido en ninguna de sus vertientes, sino más bien, se ha perpetuado bajo una forma más abyecta de control. Tampoco se ha solucionado, en los diferentes ensayos políticos del comunismo en la historia, el problema de la superproducción; dondequiera que haya pueblos, habrá un sentido nacional, y donde sea que exista un sentido nacional habrá ambición, voluntad de poder, que buscará de ese modo competir por la riqueza con otros estados, con otros pueblos, con la oligocracia de otras fronteras. Si la oligocracia capitalista amenaza con asesinarse a sí misma en esa escalada de poder, la oligocracia comunista no ha demostrado su contrario. Quizás deban pasar siglos antes de que el comunismo pueda implementarse coherentemente y con un sentido más pacífico que violentista en los pueblos. Lo cierto, es que lo absoluto no puede suprimir la dialéctica materialista con el mismo mecanismo que la sustenta, a saber, la violencia; la clase explotada y la oligocracia se desplaza y no desaparece: cambian los actores pero no la constante lucha por la explotación y el lucro. La competencia internacional por el poder que sostenía antiguamente la oligocracia capitalista se reproduce nuevamente con una oligocracia estatal que busca igualmente alienar el trabajo proletariado adoleciendo igualmente, en el contexto de competitividad y el incremento de la expectativa de vida, del mismo problema de superproducción que adolece el capitalismo. Se puede dar como ejemplo el fuerte desarrollo industrial de China en el siglo XX: la mayor parte de los productos textiles provienen de su industria, etc.

La revolución no soluciona el problema de la explotación del hombre por el hombre. Si en un momento la mano de obra barata son los plebeyos, los siervos de la gleba, en otro son los inmigrantes ilegales, luego los pueblos indígenas, etc. La revolución comunista no acaba con la desigualdad porque no es posible acabar con la ambición humana y la explotación de una clase sobre otra mediante la violencia. ¿Es acaso sensato pensar que una clase deba destruir a la otra para ejercer el absolutismo de su régimen? Por la opulencia del poderoso y la envidia del sometido, parece que no puede ocurrir otra cosa que la identificación del revolucionario a la posición que ocupaba antiguamente su explotador.

Marx señala sobre este respecto: “la clase media industrial hubo de dejar paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales, a los burgueses modernos... los obreros, soldados rasos de la industria, trabajan bajo el mando de toda una jerarquía de sargentos, oficiales y jefes. No son sólo siervos de la burguesía y del Estado burgués, sino que están todos los días y a todas horas bajo el yugo esclavizador de la máquina, del contramaestre, y sobre todo, del industrial burgués dueño de la fábrica. Y este despotismo es tanto más mezquino, más execrable, más indignante, cuanta mayor es la franqueza con que proclama que no tiene otro fin que el lucro." Las críticas de Marx son agudas, pero no se vislumbra cómo el Estado comunista podría superar dichas falencias.

Con el perfeccionamiento del transporte y la tecnificación de la comunicación virtual, el político burgués se vende hoy en día como un artista, e incluso más, como una mercancía; el político hace de su gestión un espectáculo. Gracias a este fenómeno mediático, el proletariado ha podido organizarse con mayor fuerza para pelear por sus derechos, la ley del trabajo fiscaliza hoy con mayor rigurosidad que antes el cumplimiento de horarios y de normas, se ha implementado cada vez con más eficacia la entrega de bonos y premios por tareas cumplidas, y se ha logrado restringir también la explotación de las mujeres y los niños en la producción industrial. La crítica de Marx tiene pleno asidero bajo ese contexto de progreso. Pero, es esto suficiente?

Tomemos como ejemplo los hechos del 73 para decir lo contrario. La lucha contra la opresión burguesa exigía las cabezas de los latifundistas. ¿Cómo se explican entonces las dictaduras de Cuba, China y de Rusia sino es mediante la violencia y la dictadura de unos pocos sobre la mayoría? Si atendemos con justeza lo que ocurrió en nuestro país podemos decir que con la violencia y el resentimiento, se genera una escala de violencia que conduce a la liberación de una clase, nada más que momentánea. Marx supone que “a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos, la sustituirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.” Y agrega: “los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.” Volviendo a los hechos del 73, se puede decir que los comunistas, violentados primeramente por la burguesía capitalista, reaccionaron ellos también violentamente ante los capitalistas, expropiándoles sus tierras y deslegitimando su ideología; los capitalistas, a su vez, no contentos con la sublevación, hicieron caer el yugo de todo su poder sobre sus agresores, pero de un modo más violento e incluso sanguinario: con el golpe ("pronunciamiento") militar que todos conocemos. Con ello se reestablecieron los privilegios de la oligocracia capitalista sobre la propiedad privada, se reformó la constitución, se persiguió, torturó y exilio a los comunistas, etc.

La única posibilidad de éxito comunista se lograría por una educación que suprima la ambición explotadora por el lucro y el confort (porque para la obtención del lucro y el confort debe existir ambición y explotación). La creación del Estado comunista sería el desarrollo de una utopía: el derrumbamiento de los poderes alienantes del capital y del desolador individualismo moderno. Sin embargo, con el comunismo, el Estado se transforma en el nuevo dictador de la burguesía; de ese modo, la burguesía (la demanda de confort y la ambición explotadora) no desaparecen con la violencia ni mucho menos con una educación que aliene al sujeto a una nueva superestructura. El derecho a la libertad individual, en ese sentido, nos parece hoy en día algo irrenunciable. ¿Cómo es posible que la clase burguesa sea vencida sin que el vencedor ocupe su lugar?

“La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la sociedad.” Marx propone la abolición paulatina de la clase política, pero esa abolición, como se dijo anteriormente, es solo aparente. Marx supone que con la destrucción de la burguesía se puede gobernar en función del presente y de la libertad individual. La libertad de ese supuesto se funda únicamente en el sometimiento de las libertades a la superestructura estatal. Pero, ¿en Cuba o China se logró abolir el derecho a la herencia, el principal sustento legal que permite a la burguesía gobernar? Ningún régimen comunista ha logrado suprimir ese derecho. Vemos que un pariente de Fidel lo sucede en el poder, y así sucesivamente, resulta sospechosa la idea de que la clase gobernante, en el supuesto beneficio de la mayoría, renuncie a sus poderes.

En los países comunistas y en algunos países de Europa el acceso a educación de calidad es gratuita y equitativa y no tan elitista como en otras regiones. De ese modo, “la campaña del proletariado contra la burguesía empieza siendo nacional, siendo lógico en ese sentido que el proletariado de cada país ajuste ante todo las cuentas con su propia burguesía.” La explotación del ecosistema se presta como medio añadido a la explotación del proletariado para la superproducción industrial de los estados y los magnates a nivel mundial. La riqueza de los Estados depende en ese sentido, al igual que en el capitalismo, de la explotación de unos sobre otros, y mientras no sea de otra forma, tendremos una constante lucha y una incesante crítica hacia las formas de explotación que se van sucediendo en el tiempo.

“Si por libertad burguesa se entiende la producción, el librecambio y la libertad de comprar y vender” como leyes absolutas, la libertad del comunismo debe entenderse como sumisión y alienación del individuo a los intereses de un estado nacional (y en el futuro, por qué no, a los intereses de un estado transnacional). El comunismo aliena el trabajo del proletariado en nombre del Estado para el enriquecimiento de sus gobernantes al igual que en el capitalismo. El progresismo industrial de los Estados comunistas se constituye en una fuerza mecánica y marcial igualmente alienante que el "liberalismo" capitalista. Quizás, encontrando un punto medio entre el control estatal y la libertad económica se halle alguna solución, pero aunque esto se vaya logrando, persiste la alarma ante un nuevo peligro, a saber, la supresión de las diferencias culturales por la manipulación política de los "medios" junto con la explotación de la biodiversidad por la rapaz vorágine progresista de ambas ideologías. Ni el capitalismo ni el comunismo ofrecen un desarrollo sustentable en el tiempo; solo una gestión ecológica lo permitiría, ¿pero está la oligocracia dispuesta a renunciar a sus privilegios, al confort, el lucro y el control en beneficio de una conciencia planetaria? ¿ Qué debe hacerse para lograr un cambio de mentalidad efectiva?

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El Trauco

El Trauco, que antiguabamente era conocido como Jonhatan Gutierrez Pitrulef, se retirò a la soledad fugitiva de los bosques, donde se dice que camina corvado y con el rostro desfigurado, apoyandose a un bastòn de ramas que se entrecruzan (más conocido como el bastón del Trauco).

Tenìa 13 años cuando quedó solo con su prima, Jessica Huenchulef, dulce y tímida como las flores de la primavera. A su madre, como en otras noches de juerga, la consumía la borrachera, lejos de la desolada estancia donde vivía junto a su hijo. Jonhatan se introdujo en la cama de su prima mientras ella dormía, y la empezó a manosear hasta llegar de pronto a sus partes íntimas; a esas alturas, la Jessica se había despertado con pavor, pero se quedó inmóvil y en silencio, tiritando de miedo, simulando que aún dormía -seguramente, para no excitar la audacia del malechor. Sin embargo, sintió de pronto cómo éste le bajaba el piyama y le metía sus sucios dedos en la vagina; la casa donde vivía Jonnhi, se encontraba en una colina, apartada de la pequeña aldea isleña, por lo que era inútil para ella gritar. Presa del pavor, no pudo hacer mucho ante la fuerza bruta de su primo, que la sostuvo boca abajo hasta hacerle perder la virginidad. La cama quedó ensangrentada y Jessica, con algunas contusiones que la dejaron adolorida por un buen tiempo y con el imborrable y vergonzoso recuerdo de su violacion. Una profesora de la secundaria, preocupada por la introversión y el ánimo sombrío de Jessica, la llevó entonces donde la hechicera Maria Marihuan. La hechicera, quedó inmediatamente prendida de la ternura de Jessica y aceptó sin condiciones expurgar al demonio que la acechaba. Luego de unos conjuros exorbitantes, y tras varias sesiones en las que hablaba en lenguas antiguas, prendía fuego a extrañas sustancias y sacrificando toda clase de animales, Maria Marihuan cayó al suelo exhasuta, como si el mismo demonio la atormentara a ella también; las sesiones entre una y otra se extendieron por tres años; de ese modo, Jessica pudo aprender algunas técnicas de su maestra y transformarse en una conocida y concurrida hechicera, a la que bautizaron con un extraño nombre.

Jhonni, en tanto, actuaba con impunidad, ajeno a cualquier remordimiento; torturaba animales y maltrataba a los niños más débiles. Acompañaba a su madre a las fiestas costumbristas, donde pasaba la mayor parte solo, asedidado por las burdas bromas de los borrachos, quienes jugaban con su madre desvergonzadamente. Johnni, un poco acostumbrado ya a estas sordidas escenas, en las que su madre era toqueteada por las sucias manos de los borrachos -y en las que de pronto, se ausentaba por largas horas, dejandolo solo- aprovechaba, ya más crecido, de darse una vuelta por los diferentes negocios de la fiesta, donde podia encontrar a alguna joven descuidada.

Un dia, la fiscalía de Chiloé, decidió quitarle la tuición a la negligente madre de Johni. La fiscalia constato casualmente, que Johnni habia sido violado por su padrastro cuando solo tenía 7 años -mientras su madre salía a prostituirse a las tabernas-. Años después, unos inescrupulosos guardadores lo acogieron en su hacienda. Lo obligaron a trabajar extensas jornadas junto a los bueyes recogiendo papas y talando la madera. Cuando tenía 16 años y ya harto del regimen al que se le sometia, decidió escapar de la hacienda no sin antes vengarse, robando una significativa suma de dinero a sus cuidadores y un afilado cuchillo carnicero. Tambièn quemò el granero y matò dos novillos de pura maldad. Se comenzó a correr el rumor entonces de que Johhni, preso de un estado delirioso, decidió vengarse de la sociedad pero sobre todo de las mujeres, de quienes se reconocìa un adicto. El mito cobró fuerza cuando comenzaron a caer sus primeras víctimas. Desaparecieron las mas bellas jovencitas del pueblo. Luego de un tiempo, se encontrò la cabeza de su padrastro en un rancho de estiercol con un mensaje que decìa: teman las jovencitas al poder siniestro del Trauco.

Su madre, para entonces, se encontraba gravemente enferma. Jhonni, se hizo pasar por un forastero, y pudo de ese modo verla. Ella nisiquiera le reconoció. El despecho de no ser reconocido, fue tan degradante para él, que la quiso degollar en ese mismo minuto con el cuchillo carnicero que guardaba bajo su camisa. Y así lo hizo, tapandole la boca con la almohada y retirándose después a los impenetrables bosques de la isla, sin dejar rastro alguno, no volviendo a aparecerse por el pueblo nunca más.

Anorexia y Bulimia. Hiperfagia

* por un vacío estructural, ante la demanda incolmable y hambrienta de un Otro, se responde con un comer "nada" o un comer "todo", limitar y absorber la identidad que le pertenece a Otro.

* En la anorexia nerviosa, ese vacìo se llena con la apariencia bella de una silueta perfectamente delgada, osea, en su extrema virtud.

* La fragilidad anorexica reclama al Otro su superabundancia, el incesto, aquello que no puede integrarse a la identidad.

* el rechazo del alimento, de la identificacion canibalistica con los otros, cobra una dimensión deseante en el sujeto en el seno de la insatisfaccion.

* posición infantil y de rehusamiento de la vida sexual (amenorrea): la energía libidinal esta puesta al sevicio del síntoma.


2

º el único remedio es comer, entonces, ¿por qué no comes?
"yo me como un pan y siento como me baja por el cuerpo. Tomo un vaso de agua y siento como crece la guata. No es llegar y abrir la boca. Acepté mi enfermeda, pero siempre un bicho de adentro me dice: no comai"

"fui abusada cuando chica, y desde entonces temo que me crezcan las pechugas y el poto.."

* En el caso de la bulimia, los rituales remiten a rasgos obsesivos; solo en un sentido descriptivo, no estructuralmente.

http://www.clinicapsi.com/bulimia%20y%20anorexia.htm


* El sujeto se quiere tragar lo que el Otro le dona: sus identificaciones. Existe un vacìo muy grande que motiva su hambre compulsiva, el deseo de identificarse al Otro.

* En cualquier adiccion existe un intento compulsivo de tragarse la identidad de un Otro.

* "al final, comer se transforma en una obsesion y una excusa para todo: si estoy feliz, como, si tengo pena, como...

* "un ser privado de alimento no puede continuar existiendo" (Aristóteles)


...

"como yo era un poco rellenita y me encantaba comer papas fritas y dulces, constantemente me tenían que poner a dieta. Una y otra vez. Dietas que yo no acataba mucho. es que las dietas son muy grandes para los niños y yo era particularmente golosa.

Sabía que no podía subir de peso por causa de mi enfermedad (hemiparesia)stiaba. este sentimiento actuaba en mi contra, pues me llevaba a sentir mas tentaciones hacia aquello que no debia comer...

tenía 12 años y los doctores me trataban como a una guatona... sentía mucha verguenza e impotencia y llegaba a la conclusion de que no merecia...

el maltrato y las descalificaciones a los que me sometian por mi sobrepeso eran constantes, de parte de los doctores y de mis padres...

Empecé a sentir repulsión de mi misma... la voz del médico repetía: "así tienes que ser"

mi mamá se embarazó a los 38 años... ella se quería encerrar en su pieza... acaso mi imposibilidad de adelgazar la hacía sentir decepcionada de mi?... ya no tenia a nadie a quien recurrir...


siempre habia escuchado que en todas las familias la llegada de un nuevo integrante traía alegria, pero en la mia estaba pasando todo lo contrario..

Me dejaron bajo la autoridad de mi hermana... ella me gritoneaba para que coiera en la mesa, pero yo me llevé la bandeja a mi pieza... miraba mi cena con indiferencia, la recorría lentamente y observaba cada alimento con extrañeza, como si fuera de piedra o cartón... de pronto, la extrañeza se convirtió en rechazo... tiré la comida a la basura... era como si estuviera poseida... todo lo que hacia me lo dictaba esa otra persona que ahora vivia en mi...

deseaba que mi papa notara que algo no estaba bien, pero me esforzaba por pasar desapercibida... quería a mi familia de antes... entonces, el sentimiento de desamparo y rabia crecía y crecía hasta desbordarme...

un día no puede evitar la cena... despues me fui al baño... sentía una piedra en el estómago... me puse los dedos en la garganta, y después de unas arcadas, me sentí aliviada... la piedra ya no estaba ahi... aquel dia descubrí este nuevo recurso para encontrar la paz que necesitaba

ese año terminé con calificaciones muy bajas...ya no era la buena alumna de siempre...

mis nudillos estaban muy rojizos e irritados...


...

"La noche boca arriba"

Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
le llamaban la guerra florida.


"A mitad del largo zaguán del hotel pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle y sacar la motocicleta del rincón donde el portero de al lado le permitía guardarla. En la joyería de la esquina vio que eran las nueve menos diez; llegaría con tiempo sobrado adonde iba. El sol se filtraba entre los altos edificios del centro, y él -porque para sí mismo, para ir pensando, no tenía nombre- montó en la máquina saboreando el paseo. La moto ronroneaba entre sus piernas, y un viento fresco le chicoteaba los pantalones.

Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos. Quizá algo distraído, pero corriendo por la derecha como correspondía, se dejó llevar por la tersura, por la leve crispación de ese día apenas empezado. Tal vez su involuntario relajamiento le impidió prevenir el accidente. Cuando vio que la mujer parada en la esquina se lanzaba a la calzada a pesar de las luces verdes, ya era tarde para las soluciones fáciles. Frenó con el pie y con la mano, desviándose a la izquierda; oyó el grito de la mujer, y junto con el choque perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.

Volvió bruscamente del desmayo. Cuatro o cinco hombres jóvenes lo estaban sacando de debajo de la moto. Sentía gusto a sal y sangre, le dolía una rodilla y cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en el brazo derecho. Voces que no parecían pertenecer a las caras suspendidas sobre él, lo alentaban con bromas y seguridades. Su único alivio fue oír la confirmación de que había estado en su derecho al cruzar la esquina. Preguntó por la mujer, tratando de dominar la náusea que le ganaba la garganta. Mientras lo llevaban boca arriba hasta una farmacia próxima, supo que la causante del accidente no tenía más que rasguños en la piernas. "Usté la agarró apenas, pero el golpe le hizo saltar la máquina de costado..."; Opiniones, recuerdos, despacio, éntrenlo de espaldas, así va bien, y alguien con guardapolvo dándole de beber un trago que lo alivió en la penumbra de una pequeña farmacia de barrio.

La ambulancia policial llegó a los cinco minutos, y lo subieron a una camilla blanda donde pudo tenderse a gusto. Con toda lucidez, pero sabiendo que estaba bajo los efectos de un shock terrible, dio sus señas al policía que lo acompañaba. El brazo casi no le dolía; de una cortadura en la ceja goteaba sangre por toda la cara. Una o dos veces se lamió los labios para beberla. Se sentía bien, era un accidente, mala suerte; unas semanas quieto y nada más. El vigilante le dijo que la motocicleta no parecía muy estropeada. "Natural", dijo él. "Como que me la ligué encima..." Los dos rieron y el vigilante le dio la mano al llegar al hospital y le deseó buena suerte. Ya la náusea volvía poco a poco; mientras lo llevaban en una camilla de ruedas hasta un pabellón del fondo, pasando bajo árboles llenos de pájaros, cerró los ojos y deseó estar dormido o cloroformado. Pero lo tuvieron largo rato en una pieza con olor a hospital, llenando una ficha, quitándole la ropa y vistiéndolo con una camisa grisácea y dura. Le movían cuidadosamente el brazo, sin que le doliera. Las enfermeras bromeaban todo el tiempo, y si no hubiera sido por las contracciones del estómago se habría sentido muy bien, casi contento.

Lo llevaron a la sala de radio, y veinte minutos después, con la placa todavía húmeda puesta sobre el pecho como una lápida negra, pasó a la sala de operaciones. Alguien de blanco, alto y delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás.



Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie. Pero el olor cesó, y en cambio vino una fragancia compuesta y oscura como la noche en que se movía huyendo de los aztecas. Y todo era tan natural, tenía que huir de los aztecas que andaban a caza de hombre, y su única probabilidad era la de esconderse en lo más denso de la selva, cuidando de no apartarse de la estrecha calzada que sólo ellos, los motecas, conocían.

Lo que más lo torturaba era el olor, como si aun en la absoluta aceptación del sueño algo se revelara contra eso que no era habitual, que hasta entonces no había participado del juego. "Huele a guerra", pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de lana tejida. Un sonido inesperado lo hizo agacharse y quedar inmóvil, temblando. Tener miedo no era extraño, en sus sueños abundaba el miedo. Esperó, tapado por las ramas de un arbusto y la noche sin estrellas. Muy lejos, probablemente del otro lado del gran lago, debían estar ardiendo fuegos de vivac; un resplandor rojizo teñía esa parte del cielo. El sonido no se repitió. Había sido como una rama quebrada. Tal vez un animal que escapaba como él del olor a guerra. Se enderezó despacio, venteando. No se oía nada, pero el miedo seguía allí como el olor, ese incienso dulzón de la guerra florida. Había que seguir, llegar al corazón de la selva evitando las ciénagas. A tientas, agachándose a cada instante para tocar el suelo más duro de la calzada, dio algunos pasos. Hubiera querido echar a correr, pero los tembladerales palpitaban a su lado. En el sendero en tinieblas, buscó el rumbo. Entonces sintió una bocanada del olor que más temía, y saltó desesperado hacia adelante.

-Se va a caer de la cama -dijo el enfermo de la cama de al lado-. No brinque tanto, amigazo.

Abrió los ojos y era de tarde, con el sol ya bajo en los ventanales de la larga sala. Mientras trataba de sonreír a su vecino, se despegó casi físicamente de la última visión de la pesadilla. El brazo, enyesado, colgaba de un aparato con pesas y poleas. Sintió sed, como si hubiera estado corriendo kilómetros, pero no querían darle mucha agua, apenas para mojarse los labios y hacer un buche. La fiebre lo iba ganando despacio y hubiera podido dormirse otra vez, pero saboreaba el placer de quedarse despierto, entornados los ojos, escuchando el diálogo de los otros enfermos, respondiendo de cuando en cuando a alguna pregunta. Vio llegar un carrito blanco que pusieron al lado de su cama, una enfermera rubia le frotó con alcohol la cara anterior del muslo, y le clavó una gruesa aguja conectada con un tubo que subía hasta un frasco lleno de líquido opalino. Un médico joven vino con un aparato de metal y cuero que le ajustó al brazo sano para verificar alguna cosa. Caía la noche, y la fiebre lo iba arrastrando blandamente a un estado donde las cosas tenían un relieve como de gemelos de teatro, eran reales y dulces y a la vez ligeramente repugnantes; como estar viendo una película aburrida y pensar que sin embargo en la calle es peor; y quedarse.

Vino una taza de maravilloso caldo de oro oliendo a puerro, a apio, a perejil. Un trozito de pan, más precioso que todo un banquete, se fue desmigajando poco a poco. El brazo no le dolía nada y solamente en la ceja, donde lo habían suturado, chirriaba a veces una punzada caliente y rápida. Cuando los ventanales de enfrente viraron a manchas de un azul oscuro, pensó que no iba a ser difícil dormirse. Un poco incómodo, de espaldas, pero al pasarse la lengua por los labios resecos y calientes sintió el sabor del caldo, y suspiró de felicidad, abandonándose.

Primero fue una confusión, un atraer hacia sí todas las sensaciones por un instante embotadas o confundidas. Comprendía que estaba corriendo en plena oscuridad, aunque arriba el cielo cruzado de copas de árboles era menos negro que el resto. "La calzada", pensó. "Me salí de la calzada." Sus pies se hundían en un colchón de hojas y barro, y ya no podía dar un paso sin que las ramas de los arbustos le azotaran el torso y las piernas. Jadeante, sabiéndose acorralado a pesar de la oscuridad y el silencio, se agachó para escuchar. Tal vez la calzada estaba cerca, con la primera luz del día iba a verla otra vez. Nada podía ayudarlo ahora a encontrarla. La mano que sin saberlo él aferraba el mango del puñal, subió como un escorpión de los pantanos hasta su cuello, donde colgaba el amuleto protector. Moviendo apenas los labios musitó la plegaria del maíz que trae las lunas felices, y la súplica a la Muy Alta, a la dispensadora de los bienes motecas. Pero sentía al mismo tiempo que los tobillos se le estaban hundiendo despacio en el barro, y la espera en la oscuridad del chaparral desconocido se le hacía insoportable. La guerra florida había empezado con la luna y llevaba ya tres días y tres noches. Si conseguía refugiarse en lo profundo de la selva, abandonando la calzada más allá de la región de las ciénagas, quizá los guerreros no le siguieran el rastro. Pensó en la cantidad de prisioneros que ya habrían hecho. Pero la cantidad no contaba, sino el tiempo sagrado. La caza continuaría hasta que los sacerdotes dieran la señal del regreso. Todo tenía su número y su fin, y él estaba dentro del tiempo sagrado, del otro lado de los cazadores.

Oyó los gritos y se enderezó de un salto, puñal en mano. Como si el cielo se incendiara en el horizonte, vio antorchas moviéndose entre las ramas, muy cerca. El olor a guerra era insoportable, y cuando el primer enemigo le saltó al cuello casi sintió placer en hundirle la hoja de piedra en pleno pecho. Ya lo rodeaban las luces y los gritos alegres. Alcanzó a cortar el aire una o dos veces, y entonces una soga lo atrapó desde atrás.

-Es la fiebre -dijo el de la cama de al lado-. A mí me pasaba igual cuando me operé del duodeno. Tome agua y va a ver que duerme bien.

Al lado de la noche de donde volvía, la penumbra tibia de la sala le pareció deliciosa. Una lámpara violeta velaba en lo alto de la pared del fondo como un ojo protector. Se oía toser, respirar fuerte, a veces un diálogo en voz baja. Todo era grato y seguro, sin acoso, sin... Pero no quería seguir pensando en la pesadilla. Había tantas cosas en qué entretenerse. Se puso a mirar el yeso del brazo, las poleas que tan cómodamente se lo sostenían en el aire. Le habían puesto una botella de agua mineral en la mesa de noche. Bebió del gollete, golosamente. Distinguía ahora las formas de la sala, las treinta camas, los armarios con vitrinas. Ya no debía tener tanta fiebre, sentía fresca la cara. La ceja le dolía apenas, como un recuerdo. Se vio otra vez saliendo del hotel, sacando la moto. ¿Quién hubiera pensado que la cosa iba a acabar así? Trataba de fijar el momento del accidente, y le dio rabia advertir que había ahí como un hueco, un vacío que no alcanzaba a rellenar. Entre el choque y el momento en que lo habían levantado del suelo, un desmayo o lo que fuera no le dejaba ver nada. Y al mismo tiempo tenía la sensación de que ese hueco, esa nada, había durado una eternidad. No, ni siquiera tiempo, más bien como si en ese hueco él hubiera pasado a través de algo o recorrido distancias inmensas. El choque, el golpe brutal contra el pavimento. De todas maneras al salir del pozo negro había sentido casi un alivio mientras los hombres lo alzaban del suelo. Con el dolor del brazo roto, la sangre de la ceja partida, la contusión en la rodilla; con todo eso, un alivio al volver al día y sentirse sostenido y auxiliado. Y era raro. Le preguntaría alguna vez al médico de la oficina. Ahora volvía a ganarlo el sueño, a tirarlo despacio hacia abajo. La almohada era tan blanda, y en su garganta afiebrada la frescura del agua mineral. Quizá pudiera descansar de veras, sin las malditas pesadillas. La luz violeta de la lámpara en lo alto se iba apagando poco a poco.

Como dormía de espaldas, no lo sorprendió la posición en que volvía a reconocerse, pero en cambio el olor a humedad, a piedra rezumante de filtraciones, le cerró la garganta y lo obligó a comprender. Inútil abrir los ojos y mirar en todas direcciones; lo envolvía una oscuridad absoluta. Quiso enderezarse y sintió las sogas en las muñecas y los tobillos. Estaba estaqueado en el piso, en un suelo de lajas helado y húmedo. El frío le ganaba la espalda desnuda, las piernas. Con el mentón buscó torpemente el contacto con su amuleto, y supo que se lo habían arrancado. Ahora estaba perdido, ninguna plegaria podía salvarlo del final. Lejanamente, como filtrándose entre las piedras del calabozo, oyó los atabales de la fiesta. Lo habían traído al teocalli, estaba en las mazmorras del templo a la espera de su turno.

Oyó gritar, un grito ronco que rebotaba en las paredes. Otro grito, acabando en un quejido. Era él que gritaba en las tinieblas, gritaba porque estaba vivo, todo su cuerpo se defendía con el grito de lo que iba a venir, del final inevitable. Pensó en sus compañeros que llenarían otras mazmorras, y en los que ascendían ya los peldaños del sacrificio. Gritó de nuevo sofocadamente, casi no podía abrir la boca, tenía las mandíbulas agarrotadas y a la vez como si fueran de goma y se abrieran lentamente, con un esfuerzo interminable. El chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo. Convulso, retorciéndose, luchó por zafarse de las cuerdas que se le hundían en la carne. Su brazo derecho, el más fuerte, tiraba hasta que el dolor se hizo intolerable y hubo que ceder. Vio abrirse la doble puerta, y el olor de las antorchas le llegó antes que la luz. Apenas ceñidos con el taparrabos de la ceremonia, los acólitos de los sacerdotes se le acercaron mirándolo con desprecio. Las luces se reflejaban en los torsos sudados, en el pelo negro lleno de plumas. Cedieron las sogas, y en su lugar lo aferraron manos calientes, duras como el bronce; se sintió alzado, siempre boca arriba, tironeado por los cuatro acólitos que lo llevaban por el pasadizo. Los portadores de antorchas iban adelante, alumbrando vagamente el corredor de paredes mojadas y techo tan bajo que los acólitos debían agachar la cabeza. Ahora lo llevaban, lo llevaban, era el final. Boca arriba, a un metro del techo de roca viva que por momentos se iluminaba con un reflejo de antorcha. Cuando en vez del techo nacieran las estrellas y se alzara ante él la escalinata incendiada de gritos y danzas, sería el fin. El pasadizo no acababa nunca, pero ya iba a acabar, de repente olería el aire libre lleno de estrellas, pero todavía no, andaban llevándolo sin fin en la penumbra roja, tironeándolo brutalmente, y él no quería, pero cómo impedirlo si le habían arrancado el amuleto que era su verdadero corazón, el centro de la vida.

Salió de un brinco a la noche del hospital, al alto cielo raso dulce, a la sombra blanda que lo rodeaba. Pensó que debía haber gritado, pero sus vecinos dormían callados. En la mesa de noche, la botella de agua tenía algo de burbuja, de imagen traslúcida contra la sombra azulada de los ventanales. Jadeó buscando el alivio de los pulmones, el olvido de esas imágenes que seguían pegadas a sus párpados. Cada vez que cerraba los ojos las veía formarse instantáneamente, y se enderezaba aterrado pero gozando a la vez del saber que ahora estaba despierto, que la vigilia lo protegía, que pronto iba a amanecer, con el buen sueño profundo que se tiene a esa hora, sin imágenes, sin nada... Le costaba mantener los ojos abiertos, la modorra era más fuerte que él. Hizo un último esfuerzo, con la mano sana esbozó un gesto hacia la botella de agua; no llegó a tomarla, sus dedos se cerraron en un vacío otra vez negro, y el pasadizo seguía interminable, roca tras roca, con súbitas fulguraciones rojizas, y él boca arriba gimió apagadamente porque el techo iba a acabarse, subía, abriéndose como una boca de sombra, y los acólitos se enderezaban y de la altura una luna menguante le cayó en la cara donde los ojos no querían verla, desesperadamente se cerraban y abrían buscando pasar al otro lado, descubrir de nuevo el cielo raso protector de la sala. Y cada vez que se abrían era la noche y la luna mientras lo subían por la escalinata, ahora con la cabeza colgando hacia abajo, y en lo alto estaban las hogueras, las rojas columnas de rojo perfumado, y de golpe vio la piedra roja, brillante de sangre que chorreaba, y el vaivén de los pies del sacrificado, que arrastraban para tirarlo rodando por las escalinatas del norte. Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las hogueras."

martes, 21 de septiembre de 2010

Manifiesto Comunista, Marx y Engels (1848)

* Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.

I

Burgueses y Proletarios

* Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad , es una historia de luchas de clases.

* En la Roma antigua son los patricios, los équites, los plebeyos, los esclavos; en la Edad Media, los señores feudales, los vasallos, los maestros y los oficiales de los gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía nos encontramos con nuevos matices y gradaciones.

* La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.

* la época de la burguesía, se caracteriza por haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado.

* De los siervos de la gleba de la Edad Media surgieron los “villanos” de las primeras ciudades; y estos villanos fueron el germen de donde brotaron los primeros elementos de la burguesía.

* El descubrimiento de América, la circunnavegación de Africa abrieron nuevos horizontes e imprimieron nuevo impulso a la burguesía. El mercado de China y de las Indias orientales, la colonización de América, el intercambio con las colonias, el incremento de los medios de cambio y de las mercaderías en general, dieron al comercio, a la navegación, a la industria, un empuje jamás conocido

* El régimen feudal o gremial de producción que seguía imperando no bastaba ya para cubrir las necesidades que abrían los nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura. Los maestros de los gremios se vieron desplazados por la clase media industrial, y la división del trabajo entre las diversas corporaciones fue suplantada por la división del trabajo dentro de cada taller.

* Ya no bastaba tampoco la manufactura. El invento del vapor y la maquinaria vinieron a revolucionar el régimen industrial de producción. La manufactura cedió el puesto a la gran industria moderna, y la clase media industrial hubo de dejar paso a los magnates de la industria, jefes de grandes ejércitos industriales, a los burgueses modernos.

* A cada etapa de avance recorrida por la burguesía corresponde una nueva etapa de progreso político.

* se conquista la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo. Hoy, el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.

* Dondequiera que se instauró, echó por tierra todas las instituciones feudales, patriarcales e idílicas. Desgarró implacablemente los abigarrados lazos feudales que unían al hombre con sus superiores naturales y no dejó en pie más vínculo que el del interés escueto, el del dinero contante y sonante, que no tiene entrañas. Echó por encima del santo temor de Dios, de la devoción mística y piadosa, del ardor caballeresco y la tímida melancolía del buen burgués, el jarro de agua helada de sus cálculos egoístas.

* Enterró la dignidad personal bajo el dinero y redujo todas aquellas innumerables libertades escrituradas y bien adquiridas a una única libertad: la libertad ilimitada de comerciar. Sustituyó, para decirlo de una vez, un régimen de explotación, velado por los cendales de las ilusiones políticas y religiosas, por un régimen franco, descarado, directo, escueto, de explotación.

* La burguesía despojó de su halo de santidad a todo lo que antes se tenía por venerable y digno de piadoso acontecimiento. Convirtió en sus servidores asalariados al médico, al jurista, al poeta, al sacerdote, al hombre de ciencia.


* La burguesía desgarró los velos emotivos y sentimentales que envolvían la familia y puso al desnudo la realidad económica de las relaciones familiares .


* La burguesía vino a demostrar que aquellos alardes de fuerza bruta que la reacción tanto admira en la Edad Media tenían su complemento cumplido en la haraganería más indolente. Hasta que ella no lo reveló no supimos cuánto podía dar de sí el trabajo del hombre. La burguesía ha producido maravillas mucho mayores que las pirámides de Egipto, los acueductos romanos y las catedrales góticas; ha acometido y dado cima a empresas mucho más grandiosas que las emigraciones de los pueblos y las cruzadas.

* La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases sociales la precedieron, que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes.

* Las relaciones inconmovibles y mohosas del pasado, con todo su séquito de ideas y creencias viejas y venerables, se derrumban, y las nuevas envejecen antes de echar raíces. Todo lo que se creía permanente y perenne se esfuma, lo santo es profanado, y, al fin, el hombre se ve constreñido, por la fuerza de las cosas, a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás.

* La necesidad de encontrar mercados espolea a la burguesía de una punta o otra del planeta. Por todas partes anida, en todas partes construye, por doquier establece relaciones.

* La burguesía, al explotar el mercado mundial, da a la producción y al consumo de todos los países un sello cosmopolita.

* Entre los lamentos de los reaccionarios destruye los cimientos nacionales de la industria. Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no sólo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo.

* Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones.

* Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal.

* La burguesía, con el rápido perfeccionamiento de todos los medios de producción, con las facilidades increíbles de su red de comunicaciones, lleva la civilización hasta a las naciones más salvajes.

* El bajo precio de sus mercancías es la artillería pesada con la que derrumba todas las murallas de la China, con la que obliga a capitular a las tribus bárbaras más ariscas en su odio contra el extranjero. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción de la burguesía o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. Crea un mundo hecho a su imagen y semejanza.

* La burguesía somete el campo al imperio de la ciudad.

* Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural. Y del mismo modo que somete el campo a la ciudad, somete los pueblos bárbaros y semibárbaros a las naciones civilizadas, los pueblos campesinos a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.

* La burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad. Este proceso tenía que conducir, por fuerza lógica, a un régimen de centralización política. Territorios antes independientes, apenas aliados, con intereses distintos, distintas leyes, gobiernos autónomos y líneas aduaneras propias, se asocian y refunden en una nación única, bajo un Gobierno, una ley, un interés nacional de clase y una sola línea aduanera.

* En el siglo corto que lleva de existencia como clase soberana, la burguesía ha creado energías productivas mucho más grandiosas y colosales que todas las pasadas generaciones juntas. Basta pensar en el sometimiento de las fuerzas naturales por la mano del hombre, en la maquinaria, en la aplicación de la química a la industria y la agricultura, en la navegación de vapor, en los ferrocarriles, en el telégrafo eléctrico, en la roturación de continentes enteros, en los ríos abiertos a la navegación, en los nuevos pueblos que brotaron de la tierra como por ensalmo... ¿Quién, en los pasados siglos, pudo sospechar siquiera que en el regazo de la sociedad fecundada por el trabajo del hombre yaciesen soterradas tantas y tales energías y elementos de producción?


* Hemos visto que los medios de producción y de transporte sobre los cuales se desarrolló la burguesía brotaron en el seno de la sociedad feudal. Cuando estos medios de transporte y de producción alcanzaron una determinada fase en su desarrollo, resultó que las condiciones en que la sociedad feudal producía y comerciaba, la organización feudal de la agricultura y la manufactura, en una palabra, el régimen feudal de la propiedad, no correspondían ya al estado progresivo de las fuerzas productivas. Obstruían la producción en vez de fomentarla. Se habían convertido en otras tantas trabas para su desenvolvimiento. Era menester hacerlas saltar, y saltaron.

* Vino a ocupar su puesto la libre concurrencia, con la constitución política y social a ella adecuada, en la que se revelaba ya la hegemonía económica y política de la clase burguesa.

* Las condiciones de producción y de cambio de la burguesía, el régimen burgués de la propiedad, la moderna sociedad burguesa, que ha sabido hacer brotar como por encanto tan fabulosos medios de producción y de transporte, recuerda al brujo impotente para dominar los espíritus subterráneos que conjuró.

* Desde hace varias décadas, la historia de la industria y del comercio no es más que la historia de las modernas fuerzas productivas que se rebelan contra el régimen vigente de producción, contra el régimen de la propiedad, donde residen las condiciones de vida y de predominio político de la burguesía.

* Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración supone un peligro cada vez mayor para la existencia de la sociedad burguesa toda. Las crisis comerciales, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, aniquilan una parte considerable de las fuerzas productivas existentes. En esas crisis se desata una epidemia social que a cualquiera de las épocas anteriores hubiera parecido absurda e inconcebible: la epidemia de la superproducción.

* La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; se diría que una plaga de hambre o una gran guerra aniquiladora la han dejado esquilmado, sin recursos para subsistir; la industria, el comercio están a punto de perecer. ¿Y todo por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados recursos, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no sirven ya para fomentar el régimen burgués de la propiedad; son ya demasiado poderosas para servir a este régimen, que embaraza su desarrollo. Y tan pronto como logran vencer este obstáculo, siembran el desorden en la sociedad burguesa, amenazan dar al traste con el régimen burgués de la propiedad. Las condiciones sociales burguesas resultan ya demasiado angostas para abarcar la riqueza por ellas engendrada.

* ¿Cómo se sobrepone a las crisis la burguesía? De dos maneras: destruyendo violentamente una gran masa de fuerzas productivas y conquistándose nuevos mercados, a la par que procurando explotar más concienzudamente los mercados antiguos. Es decir, que remedia unas crisis preparando otras más extensas e imponentes y mutilando los medios de que dispone para precaverlas.

* Las armas con que la burguesía derribó al feudalismo se vuelven ahora contra ella.

* Y la burguesía no sólo forja las armas que han de darle la muerte, sino que, además, pone en pie a los hombres llamados a manejarlas: estos hombres son los obreros, los proletarios.

* En la misma proporción en que se desarrolla la burguesía, es decir, el capital, desarrollase también el proletariado, esa clase obrera moderna que sólo puede vivir encontrando trabajo y que sólo encuentra trabajo en la medida en que éste alimenta a incremento el capital. El obrero, obligado a venderse a trozos, es una mercancía como otra cualquiera, sujeta, por tanto, a todos los cambios y modalidades de la concurrencia, a todas las fluctuaciones del mercado.

* La extensión de la maquinaria y la división del trabajo quitan a éste, en el régimen proletario actual, todo carácter autónomo, toda libre iniciativa y todo encanto para el obrero. El trabajador se convierte en un simple resorte de la máquina, del que sólo se exige una operación mecánica, monótona, de fácil aprendizaje. Por eso, los gastos que supone un obrero se reducen, sobre poco más o menos, al mínimo de lo que necesita para vivir y para perpetuar su raza.

* ya se sabe que el precio de una mercancía, y como una de tantas el trabajo , equivale a su coste de producción. Cuanto más repelente es el trabajo, tanto más disminuye el salario pagado al obrero. Más aún: cuanto más aumentan la maquinaria y la división del trabajo, tanto más aumenta también éste, bien porque se alargue la jornada, bien porque se intensifique el rendimiento exigido, se acelere la marcha de las máquinas, etc.

* La industria moderna ha convertido el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del magnate capitalista.

* Las masas obreras concentradas en la fábrica son sometidas a una organización y disciplina militares.

* Los obreros, soldados rasos de la industria, trabajan bajo el mando de toda una jerarquía de sargentos, oficiales y jefes. No son sólo siervos de la burguesía y del Estado burgués, sino que están todos los días y a todas horas bajo el yugo esclavizador de la máquina, del contramaestre, y sobre todo, del industrial burgués dueño de la fábrica. Y este despotismo es tanto más mezquino, más execrable, más indignante, cuanta mayor es la franqueza con que proclama que no tiene otro fin que el lucro.

* Cuanto menores son la habilidad y la fuerza que reclama el trabajo manual, es decir, cuanto mayor es el desarrollo adquirido por la moderna industria, también es mayor la proporción en que el trabajo de la mujer y el niño desplaza al del hombre. Socialmente, ya no rigen para la clase obrera esas diferencias de edad y de sexo. Son todos, hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más diferencia que la del coste.

* Y cuando ya la explotación del obrero por el fabricante ha dado su fruto y aquél recibe el salario, caen sobre él los otros representantes de la burguesía: el casero, el tendero, el prestamista, etc.

* Toda una serie de elementos modestos que venían perteneciendo a la clase media, pequeños industriales, comerciantes y rentistas, artesanos y labriegos, son absorbidos por el proletariado; unos, porque su pequeño caudal no basta para alimentar las exigencias de la gran industria y sucumben arrollados por la competencia de los capitales más fuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepultadas bajo los nuevos progresos de la producción. Todas las clases sociales contribuyen, pues, a nutrir las filas del proletariado.

* Al principio son obreros aislados; luego, los de una fábrica; luego, los de todas una rama de trabajo, los que se enfrentan, en una localidad, con el burgués que personalmente los explota. Sus ataques no van sólo contra el régimen burgués de producción, van también contra los propios instrumentos de la producción; los obreros, sublevados, destruyen las mercancías ajenas que les hacen la competencia, destrozan las máquinas, pegan fuego a las fábricas, pugnan por volver a la situación, ya enterrada, del obrero medieval.

* En esta primera etapa, los obreros forman una masa diseminada por todo el país y desunida por la concurrencia. Las concentraciones de masas de obreros no son todavía fruto de su propia unión, sino fruto de la unión de la burguesía, que para alcanzar sus fines políticos propios tiene que poner en movimiento -cosa que todavía logra- a todo el proletariado. En esta etapa, los proletarios no combaten contra sus enemigos, sino contra los enemigos de sus enemigos, contra los vestigios de la monarquía absoluta, los grandes señores de la tierra, los burgueses no industriales, los pequeños burgueses. La marcha de la historia está toda concentrada en manos de la burguesía, y cada triunfo así alcanzado es un triunfo de la clase burguesa.

* Sin embargo, el desarrollo de la industria no sólo nutre las filas del proletariado, sino que las aprieta y concentra; sus fuerzas crecen, y crece también la conciencia de ellas. Y al paso que la maquinaria va borrando las diferencias y categorías en el trabajo y reduciendo los salarios casi en todas partes a un nivel bajísimo y uniforme, van nivelándose también los intereses y las condiciones de vida dentro del proletariado. La competencia, cada vez más aguda, desatada entre la burguesía, y las crisis comerciales que desencadena, hacen cada vez más inseguro el salario del obrero; los progresos incesantes y cada día más veloces del maquinismo aumentan gradualmente la inseguridad de su existencia; las colisiones entre obreros y burgueses aislados van tomando el carácter, cada vez más señalado, de colisiones entre dos clases. Los obreros empiezan a coaligarse contra los burgueses, se asocian y unen para la defensa de sus salarios. Crean organizaciones permanentes para pertrecharse en previsión de posibles batallas. De vez en cuando estallan revueltas y sublevaciones.

* Los obreros arrancan algún triunfo que otro, pero transitorio siempre. El verdadero objetivo de estas luchas no es conseguir un resultado inmediato, sino ir extendiendo y consolidando la unión obrera. Coadyuvan a ello los medios cada vez más fáciles de comunicación, creados por la gran industria y que sirven para poner en contacto a los obreros de las diversas regiones y localidades. Gracias a este contacto, las múltiples acciones locales, que en todas partes presentan idéntico carácter, se convierten en un movimiento nacional, en una lucha de clases. Y toda lucha de clases es una acción política.

* Las ciudades de la Edad Media, con sus caminos vecinales, necesitaron siglos enteros para unirse con las demás; el proletariado moderno, gracias a los ferrocarriles, ha creado su unión en unos cuantos años.

* Esta organización de los proletarios como clase, que tanto vale decir como partido político, se ve minada a cada momento por la concurrencia desatada entre los propios obreros. Pero avanza y triunfa siempre, a pesar de todo, cada vez más fuerte, más firme, más pujante. Y aprovechándose de las discordias que surgen en el seno de la burguesía, impone la sanción legal de sus intereses propios. Así nace en Inglaterra la ley de la jornada de diez horas.

* La burguesía lucha incesantemente: primero, contra la aristocracia; luego, contra aquellos sectores de la propia burguesía cuyos intereses chocan con los progresos de la industria, y siempre contra la burguesía de los demás países. Para librar estos combates no tiene más remedio que apelar al proletariado, reclamar su auxilio, arrastrándolo así a la palestra política. Y de este modo, le suministra elementos de fuerza, es decir, armas contra sí misma.

* Finalmente, en aquellos períodos en que la lucha de clases está a punto de decidirse, es tan violento y tan claro el proceso de desintegración de la clase gobernante latente en el seno de la sociedad antigua, que una pequeña parte de esa clase se desprende de ella y abraza la causa revolucionaria, pasándose a la clase que tiene en sus manos el porvenir. Y así como antes una parte de la nobleza se pasaba a la burguesía, ahora una parte de la burguesía se pasa al campo del proletariado; en este tránsito rompen la marcha los intelectuales burgueses, que, analizando teóricamente el curso de la historia, han logrado ver claro en sus derroteros.

* El proletario carece de bienes. Sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienen ya nada de común con las relaciones familiares burguesas;

* Los proletarios sólo pueden conquistar para sí las fuerzas sociales de la producción aboliendo el régimen adquisitivo a que se hallan sujetos, y con él todo el régimen de apropiación de la sociedad. Los proletarios no tienen nada propio que asegurar, sino destruir todos los aseguramientos y seguridades privadas de los demás.

* Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa.

* Por su forma, aunque no por su contenido, la campaña del proletariado contra la burguesía empieza siendo nacional. Es lógico que el proletariado de cada país ajuste ante todo las cuentas con su propia burguesía.

* esta guerra civil desencadena una revolución abierta y franca, y el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, echa las bases de su poder.

* Hasta hoy, toda sociedad descansó, como hemos visto, en el antagonismo entre las clases oprimidas y las opresoras. Mas para poder oprimir a una clase es menester asegurarle, por lo menos, las condiciones indispensables de vida, pues de otro modo se extinguiría, y con ella su esclavizamiento. El siervo de la gleba se vio exaltado a miembro del municipio sin salir de la servidumbre, como el villano convertido en burgués bajo el yugo del absolutismo feudal. La situación del obrero moderno es muy distinta, pues lejos de mejorar conforme progresa la industria, decae y empeora por debajo del nivel de su propia clase.

* El obrero se depaupera, y el pauperismo se desarrolla en proporciones mucho mayores que la población y la riqueza. He ahí una prueba palmaria de la incapacidad de la burguesía para seguir gobernando la sociedad e imponiendo a ésta por norma las condiciones de su vida como clase. Es incapaz de gobernar, porque es incapaz de garantizar a sus esclavos la existencia ni aun dentro de su esclavitud, porque se ve forzada a dejarlos llegar hasta una situación de desamparo en que no tiene más remedio que mantenerles, cuando son ellos quienes debieran mantenerla a ella. La sociedad no puede seguir viviendo bajo el imperio de esa clase; la vida de la burguesía se ha hecho incompatible con la sociedad.

* La existencia y el predominio de la clase burguesa tienen por condición esencial la concentración de la riqueza en manos de unos cuantos individuos, la formación e incremento constante del capital; y éste, a su vez, no puede existir sin el trabajo asalariado. El trabajo asalariado Presupone, inevitablemente, la concurrencia de los obreros entre sí.

* Los progresos de la industria, que tienen por cauce automático y espontáneo a la burguesía, imponen, en vez del aislamiento de los obreros por la concurrencia, su unión revolucionaria por la organización.


II
PROLETARIOS Y COMUNISTAS

* Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto.

* El objetivo inmediato de los comunistas es idéntico al que persiguen los demás partidos proletarios en general: formar la conciencia de clase del proletariado, derrocar el régimen de la burguesía, llevar al proletariado a la conquista del Poder.

* expresión generalizada de las condiciones materiales de una lucha de clases real y vívida, de un movimiento histórico que se está desarrollando a la vista de todos.

* Las condiciones que forman el régimen de la propiedad han estado sujetas siempre a cambios históricos, a alteraciones históricas constantes.

* Así, por ejemplo, la Revolución francesa abolió la propiedad feudal para instaurar sobre sus ruinas la propiedad burguesa.

* Lo que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición del régimen de propiedad de la burguesía, de esta moderna institución de la propiedad privada burguesa, expresión última y la más acabada de ese régimen de producción y apropiación de lo producido que reposa sobre el antagonismo de dos clases, sobre la explotación de unos hombres por otros.

* Así entendida, sí pueden los comunistas resumir su teoría en esa fórmula: abolición de la propiedad privada.

* Se nos reprocha que queremos destruir la propiedad personal bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano, esa propiedad que es para el hombre la base de toda libertad, el acicate de todas las actividades y la garantía de toda independencia.

* ¡La propiedad bien adquirida, fruto del trabajo y del esfuerzo humano! ¿Os referís acaso a la propiedad del humilde artesano, del pequeño labriego, precedente histórico de la propiedad burguesa? No, ésa no necesitamos destruirla; el desarrollo de la industria lo ha hecho ya y lo está haciendo a todas horas.

* ¿O queréis referimos a la moderna propiedad privada de la burguesía?

* Lo que rinde es capital, esa forma de propiedad que se nutre de la explotación del trabajo asalariado, que sólo puede crecer y multiplicarse a condición de engendrar nuevo trabajo asalariado para hacerlo también objeto de su explotación. La propiedad, en la forma que hoy presenta, no admite salida a este antagonismo del capital y el trabajo asalariado.

* Ser capitalista es ocupar un puesto, no simplemente personal, sino social, en el proceso de la producción. El capital es un producto colectivo y no puede ponerse en marcha más que por la cooperación de muchos individuos, y aún cabría decir que, en rigor, esta cooperación abarca la actividad común de todos los individuos de la sociedad. El capital no es, pues, un patrimonio personal, sino una potencia social.

* no aspiramos a convertir en colectiva una riqueza personal. A lo único que aspiramos es a transformar el carácter colectivo de la propiedad, a despojarla de su carácter de clase.

* El precio medio del trabajo asalariado es el mínimo del salario, es decir, la suma de víveres necesaria para sostener al obrero como tal obrero.

* Nosotros no aspiramos en modo alguno a destruir este régimen de apropiación personal de los productos de un trabajo encaminado a crear medios de vida: régimen de apropiación que no deja, como vemos, el menor margen de rendimiento líquido y, con él, la posibilidad de ejercer influencia sobre los demás hombres. A lo que aspiramos es a destruir el carácter oprobioso de este régimen de apropiación en que el obrero sólo vive para multiplicar el capital, en que vive tan sólo en la medida en que el interés de la clase dominante aconseja que viva.

* En la sociedad burguesa, el trabajo vivo del hombre no es más que un medio de incrementar el trabajo acumulado. En la sociedad comunista, el trabajo acumulado será, por el contrario, un simple medio para dilatar, fomentar y enriquecer la vida del obrero.

* En la sociedad burguesa es, pues, el pasado el que impera sobre el presente; en la comunista, imperará el presente sobre el pasado. En la sociedad burguesa se reserva al capital toda personalidad e iniciativa; el individuo trabajador carece de iniciativa y personalidad.

* Aspiramos, en efecto, a ver abolidas la personalidad, la independencia y la libertad burguesa.

* Por libertad se entiende, dentro del régimen burgués de la producción, el librecambio, la libertad de comprar y vender.

* Desaparecido el tráfico, desaparecerá también, forzosamente el libre tráfico.

* Nos reprocháis, para decirlo de una vez, querer abolir vuestra propiedad. Pues sí, a eso es a lo que aspiramos.

* desde el momento en que la propiedad personal no pueda ya trocarse en propiedad burguesa, la persona no existe. Con eso confesáis que para vosotros no hay más persona que el burgués, el capitalista. Pues bien, la personalidad así concebida es la que nosotros aspiramos a destruir.

* El comunismo no priva a nadie del poder de apropiarse productos sociales; lo único que no admite es el poder de usurpar por medio de esta apropiación el trabajo ajeno.

* Se arguye que, abolida la propiedad privada, cesará toda actividad y reinará la indolencia universal... al desaparecer el capital, desaparecerá también el trabajo asalariado.

* Las objeciones formuladas contra el régimen comunista de apropiación y producción material, se hacen extensivas a la producción y apropiación de los productos espirituales. Y así como el destruir la propiedad de clases equivale, para el burgués, a destruir la producción, el destruir la cultura de clase es para él sinónimo de destruir la cultura en general.

* Esa cultura cuya pérdida tanto deplora, es la que convierte en una máquina a la inmensa mayoría de la sociedad.

* Os explicáis que haya perecido la propiedad antigua, os explicáis que pereciera la propiedad feudal; lo que no os podéis explicar es que perezca la propiedad burguesa, vuestra propiedad.

* ¡Abolición de la familia! Al hablar de estas intenciones satánicas de los comunistas, hasta los más radicales gritan escándalo.

* ¿en qué se funda la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el lucro privado. Sólo la burguesía tiene una familia, en el pleno sentido de la palabra; y esta familia encuentra su complemento en la carencia forzosa de relaciones familiares de los proletarios y en la pública prostitución.

* Es natural que ese tipo de familia burguesa desaparezca al desaparecer su complemento, y que una y otra dejen de existir al dejar de existir el capital, que le sirve de base.

* Pero es, decís, que pretendemos destruir la intimidad de la familia, suplantando la educación doméstica por la social.

* Acaso vuestra propia educación no está también influida por la sociedad, por las condiciones sociales en que se desarrolla, por la intromisión más o menos directa en ella de la sociedad a través de la escuela, etc.? No son precisamente los comunistas los que inventan esa intromisión de la sociedad en la educación; lo que ellos hacen es modificar el carácter que hoy tiene y sustraer la educación a la influencia de la clase dominante.

* Esos tópicos burgueses de la familia y la educación, de la intimidad de las relaciones entre padres e hijos, son tanto más grotescos y descarados cuanto más la gran industria va desgarrando los lazos familiares de los proletarios y convirtiendo a los hijos en simples mercancías y meros instrumentos de trabajo.

* de lo que se trata es precisamente de acabar con la situación de la mujer como mero instrumento de producción.

* Nada más ridículo, por otra parte, que esos alardes de indignación, henchida de alta moral de nuestros burgueses, al hablar de la tan cacareada colectivización de las mujeres por el comunismo. No; los comunistas no tienen que molestarse en implantar lo que ha existido siempre o casi siempre en la sociedad.

* Nuestros burgueses, no bastándoles, por lo visto, con tener a su disposición a las mujeres y a los hijos de sus proletarios -¡y no hablemos de la prostitución oficial!-, sienten una grandísima fruición en seducirse unos a otros sus mujeres.

* En realidad, el matrimonio burgués es ya la comunidad de las esposas. A lo sumo, podría reprocharse a los comunistas el pretender sustituir este hipócrita y recatado régimen colectivo de hoy por una colectivización oficial, franca y abierta, de la mujer. Por lo demás, fácil es comprender que, al abolirse el régimen actual de producción, desaparecerá con él el sistema de comunidad de la mujer que engendra, y que se refugia en la prostitución, en la oficial y en la encubierta.

* A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidad.

* Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la conquista del Poder político, su exaltación a clase nacional, a nación, es evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque ese sentido no coincida ni mucho menos con el de la burguesía.

* En la medida y a la par que vaya desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá también la explotación de unas naciones por otras.

* En la medida y a la par que vaya desapareciendo la explotación de unos individuos por otros, desaparecerá también la explotación de unas naciones por otras.

* La historia de las ideas es una prueba palmaria de cómo cambia y se transforma la producción espiritual con la material.

* Además, se seguirá arguyendo, existen verdades eternas, como la libertad, la justicia, etc., comunes a todas las sociedades y a todas las etapas de progreso de la sociedad. Pues bien, el comunismo -continúa el argumento- viene a destruir estas verdades eternas, la moral, la religión, y no a sustituirlas por otras nuevas; viene a interrumpir violentamente todo el desarrollo histórico anterior.

* Ya dejamos dicho que el primer paso de la revolución obrera será la exaltación del proletariado al Poder, la conquista de la democracia .

* El proletariado se valdrá del Poder para ir despojando paulatinamente a la burguesía de todo el capital, de todos los instrumentos de la producción, centralizándolos en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase gobernante, y procurando fomentar por todos los medios y con la mayor rapidez posible las energías productivas.

* Claro está que, al principio, esto sólo podrá llevarse a cabo mediante una acción despótica sobre la propiedad y el régimen burgués de producción, por medio de medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor y de las que no puede prescindiese como medio para transformar todo el régimen de producción vigente.

* 1.a Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos.

2.a Fuerte impuesto progresivo.

3.a Abolición del derecho de herencia.

4.a Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.

5.a Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio.

6.a Nacionalización de los transportes.

7.a Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.

8.a Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.

9.a Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.

10.a Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual. Régimen combinado de la educación con la producción material, etc.

* Tan pronto como, en el transcurso del tiempo, hayan desaparecido las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, el Estado perderá todo carácter político. El Poder político no es, en rigor, más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra. El proletariado se ve forzado a organizarse como clase para luchar contra la burguesía; la revolución le lleva al Poder; mas tan pronto como desde él, como clase gobernante, derribe por la fuerza el régimen vigente de producción, con éste hará desaparecer las condiciones que determinan el antagonismo de clases, las clases mismas, y, por tanto, su propia soberanía como tal clase.

* Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.


* Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

¡Proletarios de todos los Países, uníos! .

martes, 14 de septiembre de 2010

Aforismos psicoanaliticos

1

la compulsion es el deseo de dar muerte a un objeto fòbico, y este a su vez, el intento de dar muerte a la compulsion

2

los histèricos gozan compitiendo: admirando y devaluando

3

un histèrico goza ostentando tener los atributos falicos de un Otro para ser su objeto de deseo.

4

Cuando se le da la razòn al histèrico, si uno se deja seducir y someter a sus encantos y promesas, se cae indefectiblemente desapropiado de la ley que regula su deseo.

5

El objeto y goce del histèrico consiste en conquistar y competir con el cuerpo la atencion de los demás, y si uno deja de ser apetecible en esos aspectos, ya sea porque se intenta inutilmente satisfacer esa demanda o porque se carece de aquello que el histerico fantasea, el histerico responde con su indiferencia o su insatisfaccion constante.

6

el mecanismo de la histeria se reproduce en el cortejo sexual, en el rito de apareamiento; para alguien sano, sin embargo, es decir, no neurotizado, esto ocurre como medio y no como fin. Para un histèrico, la situacion esta radicalizada en sus extremos porque una vez que obtiene lo que quiere deja de quererlo, devaluandolo, deshechandolo. Es por ello que los histèricos fuerzan al otro a reinventarse, siendo el mercado el lugar desde donde se extraen los recursos que colman alucinadamente esa demanda (la moda y el estilo como indicadores de poder).

7

a diferencia del histèrico, un perverso busca SER el falo del Otro; no mediante las tenencias ni el estilo; el perverso no busca TENER para completar al Otro, sino que busca èl mismo ser la tenencia fetiche: la posesion de un Otro primordial; en ello estriba su alienacion de la ley que regula y restringe el goce de los otros.

8

Para mantener a un histèrico satisfecho habrìa que estar reinventando las tenencias, la apariencia, el nombre... El mercado se ofrece como el lugar desde donde se imagina el tipo ideal del yo consumista, aliado en su deseo a la voragine del tener (a la acumulacion y el deshecho que se vierten sobre su idealizacion).

9

el histerico busca la ley del "padre" en un otro imposible: una vez que lo encuentra, bajo el romantico anhelo de su idealizacion, lo aterriza en en una historia y una realidad que lo contradice.

10

Si el histèrico accede a la demanda amorosa de un otro, lo harà bajo ciertas condiciones. El otro que le ama, deberà comprar su apego pagando el valor de sus necesidades o las de su amor, o las dos a la vez; esta compra y ligazon se produce desde una posicion protectora de abastecimiento, en la que el comprador busca un goce perverso comprando amorosamente su atencion. El cuerpo histerico se prostituye como mercancia, asumiendo sobre si el sadismo manipulador de un otro que lo explota y lo disocia de su situacion mercantil. Esta demanda del histèrico sobre el protector que le pervierte y le seduce, recae sobre la ley de su deseo, que de esta forma disociada queda insatisfecho. Si el otro que lo explota satisface su demanda amorosa, el histerico manifestará su instasfaccion en el orden de la necesidad; si el otro explotador la satisface en sus necesidades llevandola al colmo de sus caprichos, la demanda de la histèrica, como respuesta a ese estìmulo, se aplicarà en su vertiente amorosa, por un callejon sin salida en el que finalmente, si se perverso en un gesto desesperado por mantenerla a su lado satisface las dos cosas, la demanda de la histèrica serà aùn peor: vendrá igualmente, y màs resentida, carente de objeto.

...el que ama la histeria tiene que tolerar su destructividad (los aspectos disociados del goce al que aspira) y su infidelidad.

11

Al histèrico le cuesta adquirir un compromiso fidedigno con el otro porque las idealizaciones de las que se ve preso lo conducen, si es que logra su conquista, a su devaluacion. La promesa del amor eterno recrudece en el histèrico cuando aparece el otro amado en su personalidad total.

12

El unico triunfo posible del histerico serìa encontrar a alguien tan ambicioso y poderoso como èl mismo, alguien que no lo deje de sorprender -evitando consecuentemente el encuentro con su historia penosa.

13

un histerico para conservar su amor por el otro, encuentra en la infidelidad una salida y un mecanismo que exacerba las autoreccriminaciones y la necesidad de mantener el lazo afectivo con el otro; existe en ello una subordinaciòn aparente. Es evidente que la histerica sueña eroticamente con todos menos con su marido.

14

el histerico cuando es satisfecho en sus necesidades corporales, y alucinadamente en su demanda de amor, acusarà la peor de sus culpabilidades: desear espiritualmente a un otro.

15

Caso especial: la ligadura dependiente se efectùa por una tendencia histeromasoquista, en la que el sujeto se siente tan aislado, que utiliza el mecanismo perverso de la sumision, la victimizacion, para controlar al otro en su sadismo y su culpabilidad.

16

El histerico conserva en su deslealtad un sesgo sadico para con el otro de su amor.

17

La cuestion alienante de la ley es que le pertenece al Otro

18

Mas alla de la ley esta el cuerpo sin simbolo y sin imaginacion (carente deel orden simplificador de su identidad).

19

mas alla del cuerpo la imagen;
mas alla de la imagen el simbolo

20

en el narcisismo prevalece un gesto identificatorio selectivo con el otro del amor, que como dice Freud, se limita a ciertas inervaciones y acciones; en el histerico en cambio, prevalece una identificacion ambivalente que considera las contradicciones de la persona total.

21

histeria y obsesion son terminos complementarios que sin embargo, no se aplican sobre una misma cosa al mismo tiempo.

22

La identificacion del sujeto, y no del yo, se efectùa por la confecciòn de una ley, bajo el mecanismo obsesivo de una deuda, bajo el mecanismo histérico de llamar la atención y bajo el gesto fóbico de esconderse. Un Otro analìtico coleccionable, funda la superestructura anal de los obsequios, las agresiones y la pulcritud. Un Otro seductor despliega los efectos de superficie del atractivo, la belleza, y un Otro del terror fuerza un sistema de pago, reprime las subversiones y organiza el neuroticismo del sujeto (desde el polo de la obsesion y de la histeria).

23

lo que no logra el histerico, el control de sus aspectos disociados, lo logra supuestamente el obsesivo: constituyendo un rito que alivia su angustia, la culpa y la ambivalencia por haber deseado la muerte del superior. Ahora bien, la disociacion y el absurdo son concientizados pero no asi su sadismo anal; este ultimo solo encuentra satisfaccion en actitudes perversas: disociadas de la apariencia pero no de su enunciación analìtica.

24

lo que no logra el obsesivo, a saber, gozar de las apariencias, lo logra el histerico constituyendo un mecanismo disociativo; expurga el abuso de un otro que recae sobre el cuerpo.

25

Para histericos y obsesivos el reclamo proviene de un cuerpo obstaculizado por carencias simbolicas: el histerico resuelve esa carencia en el plano de la proyeccion imaginaria y el obsesivo lo hace en la profundidad del plano intelectual.

26

todas las patologias guardan en si la posibilidad de estructurarse e incluso de perpetuarse en la imaginacion de un caracter; los trastornos en algun sindrome y los sindromes, descompuestos analìticamente en sìntomas...

27

una alergia es la forma corporal de expresar rechazo, lo mismo que el vòmito.

28

la alopecia se produce, entre otras cosas, por un calentamiento global que infertiliza y funde el craneo en su capacidad germinal. Seguramente, pensamientos estériles -asociados a la muerte o a la sobreexplotación- producen calvicie.

29

en la obsesion, recrudece el conflicto de ambivalencia porque no se lo disocia del todo como en la histeria: permanece activo en la racionalidad bajo una solucion hiperracional, un absurdo tan desconectado del amor que solo se alivia con un rito.

30

La especialidad del histèrico es seducir, la del obsesivo enjuiciar.

31

El mercado es una figura del Otro social. Una ley la regula y restringe. La transacciòn de los bienes y los males de unos con otros la regula una ley simbolica.

32

Los agentes del mercado usan los mecanismos de la histeria y la obsesion: ofreciendo una imagen ideal del yo, y en el segundo caso, representando su division analìtica como saber y poder. Pretende Lacan, que por el nombre paterno prevalezca su ley. Lo cierto es que el concepto de falo, en tanto que forma de una ley ausente, pero verdadera y efectiva, no puede hallarse unicamente ligada al padre. Es un error mitològico y de machismo pensar al padre como portador de la ley social. El exacerbado machismo del señor Lacan pretende que esa ley sea el falo como unica via de satisfaccion. Ha de entenderse por ello que el autor era onanista? le rendìa un culto misterioso a su masculinidad? O que un mal interprete nos haya ofrecido el sentido total de sus dichos? quizas enunciativamente irònicos para los efectos humorìsticos de sus escritos? Lo que cuenta a fin de cuentas es lo que queda; resulta un despropòsito buscar la verdad en la autorìa del señor Lacan como si fuese la ousìa: revisando si el señor Lacan quiso dijo y quiso decir esto o lo otro; lo cierto es que se crea en su tendencia pichulera como una norma de descarga y de represiòn.

33

Ciertamente la ley corresponde a dos terminos covariantes a un tercer elemento. Bajo el paradigma paternalista la ley es eminentemente simbòlica; maternalista, primordialmente imaginaria. En el primer caso, que en realidad es el segundo, se representa el ser en su identidad sustantiva, elemental; en el segundo, que en realidad es el primero, en sus partes fragmentadas.

34

Cuando un sujeto està desproporcianlmente inclinado hacia la imagen del cuerpo y sus tenencias (de in-vestiduras) se disocia en realidad de su capacidad reproductiva.

35

Al tener hombres y mujeres la posibilidad igualitaria de ser histèricos, resulta inapropiado y tendencioso el concepto de histeria como el derivado de la accion de un utero: Quizàs al mismo fenòmeno convenga llamarlo de otra forma, lo mismo que al falo.

36

Existe una ascendencia canibalistica ancestral

37

Por hoy, y si le creemos a los historiadores, la tendencia y el fundamento moderno es de caracter simbòlico; el padre, en dicha razón, ejerce su poder pichulero sobre la especie, prepotente sobre la mayorìa, incluso seductor. Para los analistas modernos del mercado y de la Psique (lo que se comercia en el mercado como estilo) el falo se representa el centro y el origen, con la particularidad de que esa reprersentacion no remite a ninguna otra.

Ha de prevalecer el falo como ley de una sola libido masculina? Por què no dialectizar incluso su representacion en una contraria, e incluso más, en algo que esté más allá del falo y de su contrario?

38

El falo quiere representar una ley ,un a priori de la conciencia irrepresentable...

39

Desde el sentido comùn, y por la misma tendenciosidad lacanina, asumiendo al Edipo como norma y regla de las identificaciones, se puede uno imaginar lo que el falo en realidad representa: una enorme erecciòn, la prepotencia viril en contra de la mujer. La causa de ese fenomeno esta velado, pero que nos sea misteriosa su causa no significa que carezca de representabilidad. El falo se representa de manera grotesca, como un pene en ereccion: delicias mervertidas del psicoanàlisis.

40

Màs allà de la ley està el Otro, su matriz primordial; màs allà del Otro està el Otro del Otro, su posibilidad de significaciòn social.

41

Al revès: màs allà del Otro del Otro està el Otro, y màs allà del Otro està la ley. Esto es lo mismo que decir: màs allà del simbolo està la imagen, etc, etc.

42

El màs allà de la demanda es el deseo; su màs acà, la necesidad.

43

Existencialismo:
Para que un enunciado sea estrictamente verdadero, debe revelar la posiciòn subjetiva de su enunciaciòn, la posiciòn desde donde se valora y se ordena la plusvalía de un deseo.

44

La realidad enunciativa comprende al decir en su dimensiòn afectiva

45

Para un tipo extremadamente juicioso como Lacan, obviamente que la pena es el resultado de una cobardìa moral, una pusilanimidad del espìritu ante el peligro. El corazòn de Lacan se me pinta frìo y cobardòn al decir esas palabras, porque donde quiera que reine la intelectualizacion reina la cobardìa

46

el lacanismo es una oscura forma de negar el afecto y el psicologicismo.

47

Una parte esencial y elemental de la vida es psicològica. Su dimensiòn analìtica no es màs que una forma de ser entre otras.

48

Moverse en la supuesta profundidad del anàlisis para mirar las palabras desustancializadas puede ser una empresa injusta para con la parte analizada cuando esta ultima requiere un tratamiento de expurgacion fìsica y no intelectual; bien vale la pena el psicodrama y el yoga como tecnica de alivio imaginario y real en vez del anàlisis, o quizas, complementario a este.

49

La psicologìa ordena y tipifica en el plano de la moral y el psicoanàlisis en el de la verdad. podrà ser posible que los planos se inviertan y se complementen? sin duda alguna.

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Una de las figuras de la ley es el anàlisis; el analisis se efectùa sobre las enunciaciones; las enunciaciones a su vez, son a priori y necesarias para la constitucion de la red simbòlica que permite la comprension.

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Sin otro es imposible un Otro y quizàs, no al revès. Para que un Otro se opere debe haber un yo que lo intelectualice, pero debe haber un Otro para que un yo se imagine? Ciertamente, la imaginación de un yo requiere de un Otro que lo proyecte.

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Si somos justos con la definicion de imaginario que el mismo Lacan ofrece, ha de asumirse que los animales gozan de un yo y de una subjetividad que les permite proyectar el yo desde un lenguaje que sustenta simbolicamente la comunicacion, el entendimiento, la moral.

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Es suponible que la ley proyectiva del yo sea analoga a una funcion dialectica del simbolo en el que el valor de una cosa es invertible en su contrarioo.

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Nada parece fundar que la proyecciòn funde unicamente su ley en el anàlisis o que al revès, lo haga unicamente en los a prioris de una imagen cerrada. Tampoco es acertado limitar unicamente el a priorismo a la imaginaciòn porque el discurso analìtico està lleno de ellos; la imaginacion a su vez, està colmada y a veces hambrienta de elementos analìticos y se vuelve a lo mismo pero de una forma diferente, como si el circulo se abriera o se fugara en una espiral.

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Conviene decir trastorno histriònico por trastorno histerico? es suficiente y correcta la forma trastornada que se deriva de las inervaciones de un utero? hace falta demostrar su existencia o nada màs basta el sentido metonìmico de su significacion: su ciclismo hormonal?; tampoco parece correcto el rotulo de trastorno histriònico;

con mucha frecuencia se da el caso en que sujetos, demandando el amor y el deseo del otro, se comportan de una forma expresiva pero pasiva. Es el caso del expresionismo dependiente, desgarrador desde el plano moral. El expresionismo del histèrico, a falta de un mejor concepto que defina su situacion, puede darse con el otro de la dependencia, como el receptor sumiso de una ley; el histrionismo, por lo tanto, no es el concepto el que define lo que se intenta significar con ambas definiciones.

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Si el obsesivo quiere renunciar a algo, lo hace en el sentido de una vacaciòn, es decir, de un espacio que le permita expresar sus aspectos disociados concientemente. El obsesivo sabe lo que hace y por eso lo padece.

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El coleccionismo obsesivo busca comprender, intelectualizar, cuadricular, encajar, simplificar incluso, pero de una manera tan maniàtica que su mera simplificaciòn implicarìa la amplificacion de su cuadriculaciòn, el imperio de su regimen cuadrado.

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El histèrico responde a la falta del obsesivo y sobre todo a los perversos. El obsesivo responde a las histèricas y a las perversas. Los perversos responden a los histèricos y las obsesivas.

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Cuàl es el orden de las variables en las series dialècticas? No hay arbitrariedad pero sì tendencias: causas aparentes de esas tendencias junto a argumentos que la contradicen pero unifican.

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La norma se establece y constituye como ley para todos, equitativamente; todo aquel que forma parte de la especie; se constituye un derecho de privilegios: la especie gobernante los intenta garantizar. El Estado del que gobierna, en ese sentido, debe proveer. Sobre esto se funda el poder del alfa en la serie: en el ejercicio de su provision (ya no tan solo como recolector y cazador, sino tambien como seductor); en tanto que esa provision someta a los provisionados a una deuda, el polìtico ejercerà el poder.

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Una parte del ingenio obsesivo es racionalizar la histeria, y al revès, parte del ingenio histèrico es actuar la obsesividad.

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Con la marihuana el yo histèrico se disocia del yo obsesivo

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Al diablo el sujeto

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Un problema de identificacion sexual aqueja al histèrico.

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La histeria masculina tiene por conquista el acto sexual, la femenina en cambio, ve censurado ese fin, por lo que debe alienarse contentandose al conquistar nada más que el deseo del otro. Ahora bien, el relativismo posmoderno permite pensar hoy en día el levantamiento de esa censura, por lo que podemos ver histéricas que bien pueden hacer alardes de un acto sexual consumado, y a su vez, bien podemos ver histéricos que encuentran problematica la consumacion del acto

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la libido, como energia vital, no puede restringirse unicamente a la sexualidad. Como es posible en terminos organicos, que un solo organo represente a la libido en su conjunto. La reproduccion y el placer, si bien muchas veces subordinan al organismo completo y se situan como fuente y meta de la actividad de un sujeto, no ocurre lo mismo cuando el sujeto se avoca a una conexión espiritual, u a otra actividad cualquiera (deportes, artes, etc)

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suponer que toda actividad no sexual es producto de una sublimacion, a veces puede ser cierto, pero otras no.

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la verdad, el bien y la belleza, son relativos a la posicion sexual y social desde la que se le valora

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un hombre tosco y severo puede ser muy atractivo para una mujer, e incluso bello

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gracias al empoderamiento que confiere la corpulencia fisica, el hombre se arroga el derecho de proteger al sexo debil y a sus crías. Al mismo tiempo, se exige mostrarse duro y racional para conservar su atractivo y un acceso intelectual a la verdad

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En este acceso a la verdad, el hombre puede perpetuar su poder a través de un código que le salvaguarda del ejercicio fisico, le garantiza el confort y lo protege con un poder militar, de la amenaza y acecho de otros sobre sus bienes y su integridad fisica

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la posicion que ha tomado la mujer en esta competencia viril, ha sido la de un premio en donde la belleza, es el garante maximo de su atractivo.

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el relativismo actual permite que las mujeres no solo puedan sentirse bellas, sino tambien, que tengan un acceso casi igualitario al del hombre a la verdad intelectual, y a su vez, el hombre goza con mayor libertad de la belleza femenina en su propia identidad

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Aunque sabe las coordenadas del mapa, decide transgredir, con los rasgos disociados de su cuerpo histerico entramados en el uso de una razon pervertida.

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La ley y la conservacion de sus absurdos pierden legitimidad sobre un cuerpo que se desgarra.

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La diferencia entre un histèrico y un limitrofe es que uno simboliza su malestar en una parálisis, el segundo la vomita.

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º La intriga siembra dudas; las dudas, la especulación de un ser grandioso.

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º (Después del sueño y la hipocondría) "La vida erótica es el tercer acceso al narcisismo" (Freud)