lunes, 9 de julio de 2012

Lo que es privado, privado. Lo público, para el público. Lo que es de a dos, se mantiene cerrado entre dos. Y por qué la necesidad de contar? Estamos tan solos con nuestros pensamientos que necesitamos compartirlos. 2 La emoción que nos relaciona a los otros a veces es tan intensa y destructiva. Pero esa emoción ya no es amor, es un subproducto de aquello que se le añade materialmente. El placer, los celos, el dominio, la posesividad, la comodidad y el placer sexual, junto a los recuerdos que tenemos de ese cúmulo de afecciones materiales, no son realmente el amor. Vienen añadidos, y a veces creemos que son inseparables de la sustancia amada. Pero el otro amado no es una sustancia ni una esencia que podamos inteligir. La experiencia emocional cambia de un segundo a otro, pero lo que podemos mantener despierto y constante es nuestra capacidad de observar, de estar atentos. Para eso debemos buscar seguridad. Sin seguridad es imposible quitarse la armadura. Nos da miedo y nos obligaría a buscar a una autoridad para someternos a ella, o buscaríamos en su defecto nosotros ser la autoridad de otros más débiles y confusos sirvientes, diciendo lo que se debe y lo que no se debe hacer. Eso genera más miedo, sumisión, violencia e hipocresía en este ciclo karmático de degradación. Lo que es privado, es un cúmulo de experiencias en las que se ha aprendido a defender la autoestima, muchas veces de manera distorisionada, perdiendose de vista la atención que merece nuestro momento presente, desligandonos absolutamente de la emocion o dejandonos llevar exclusivamente por ella. El pensamiento, sin embargo, tiene la capacidad de engendrar cosas mecánicas e ingeniosas. Las actividades mecánicas nos dan seguridad (hábito) porque nos permiten producir, obtener logros, llegar a un punto planificado. La ingeniosidad por su parte, nos permite superar las dificultades que aparecen en el camino. La ingeniosidad nos permite tolerar la frustración de los momentos difíciles, abriendo opciones de acción, o simplemente como una forma de diversión, pero quizás eso es decir mucho del pensamiento. Este no valdría mucho si no se ligara al corazón. Difícilmente se podría tolerar la frustración sin templanza, y difícilmente podríamos templarnos si no tuvieramos una actitud prudente con nuestro entorno, nuestras afecciones y nuestras exigencias. Tampoco podríamos tolerar la rutina ni menos quererla sin corazón. Si dejamos de seguir nuestras experiencias, empezamos a separarnos de nuestra emoción. Conectamos nuestra atención a lo que debemos ser para otros. Deseamos la aprobación, y resulta curioso que al final desde nuestra voz interna, nos convencemos que debemos desear y obedecer lo que una autoridad quiere de nosotros. Nos volvemos neuróticos y separados de lo que sentimos. Las exigencias que el otro nos formula se vuelven internas. 3 ¿Cómo podemos llegar a la iluminación? Identificando nuestras dificultades, aquello que obstruye nuestra visión. Vivir en estado de atención significa vivir concientes del aqui y el ahora, subordinando la experiencia y los planes a ese presente fisico, corporal. La mente y el ego son solo instrumentos del alma para alcanzar bienes relativos. Necesitamos bienes relativos para construir desde la madera un techo. Debemos trabajar la madera para obtener nuestro techo, planificar como la voy a cortar, con quienes me ayudaré a construir mi techo. Puedo incluso proyectar las personas que vivirán bajo ese techo, pero lo que es importante, el pensamiento no puede abandonar al sentimiento. Si lo que se planifico se vuelve frío e inerte se transforma en una carga para el alma. El alma comienza a subordinarse a exigencias (deberes, expectativas) del ego sobre cosas mentales y materiales, y en tal acto, queda separado de su espíritu. Si alguien queda separado de su espíritu, difícilmente puede ayudarse a sí mismo y ayudar a los demás, volviendose solitario, cayendo nuevamente en la ansiedad, la frustración, la lucha, la incomprensión y las defensas que utilizamos para no sentirnos vulnerables. Aquello que obstruye nuestra visión del presente es la separación de la mente y los afectos, lo que lleva a actitudes extremas de hacer pasar todos los sentimientos por el filtro del pensamiento, o negando al pensamiento toda posibilidad de modular y transformar los afectos del falso ego.

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