lunes, 5 de marzo de 2012

este blog surge de una contradicción existencial. Mientras exista algo por lo cual moverse y luchar, este blog sirve como registro de todo aquello.

La estrategia de los sicarios planetarios es comprar bonos de carbón para mitigar y no para reducir sus emisiones tóxicas. Comprando bonos de carbón, en realidad, las empresas están comprando derechos sobre el aire para contaminarlo aún más, so pretexto de que el bono implica la plantación de un arbolito, la limpieza de un lago, etc.

La gran justificación de las empresas, es la constante y creciente demanda de energía. El emplazamiento de termoeléctrica Ventana a destruido el patrimonio y la sustentabilidad económica de la zona (Quinta región) emitiendo CO2 en forma continua al aire, y botando sus deshechos al mar. Existen, en efecto, lugares costeros donde el agua es más calentita y donde los bañistas se regocijan, sin saber que el agua está temperada y toma un color termal por los deshechos tóxicos de la empresa. Ha debido ser Oceana el encargado de denunciar la situacion, y no los SEREMIS de medioambiente y salud, los que han reaccionado una vez que el problema ya no puede esconderse. Las comisiones de medio ambiente son completamente ineficientes, y algunas veces inoperantes. Les llegará alguna plata al bolsillo? o es que ya nadie actúa según valores y principios? He tenido la oportunidad de constatar el nivel de complicidad que se "impone" en el sector público con las empresas, a tal punto, que se exige silencio y obediencia en las determinaciones que se vayan tomando. Que las empresas ofrecen empleos y regalos, además de contribuciones a los municipios, es cierto. Es como si un estafador nos regalara 100 pesos y nos ofreciera empleo en sus fábricas o industrias, cuando en el largo plazo, el estafador nos está quitando 1000 pesos del bolsillo, robándonos el agua, destruyendo el entorno ambiental, contaminando el aire, enfermandonos de cancer y obligándonos a pagar mucho dinero para tratarnos la enfermedad, obligandonos a vivir endeudados y sin alternativas de empleabilidad, ya que la depredación del medio ambiente acaba con las actividades económicas (agrícolas, turísticas, etc.) que existían con anterioridad a la instalación de los proyectos. Es un crimen y un timo, por el que sin embargo, la mayoría agacha el moño y se somete servilmente. Parece como si no sirvieran de nada los llamados de conciencia. La gente tiene que resistir el paso criminal de las empresas y los políticos sobre comunidades como las de las Ventanas en Puchuncaví. Los gerentes empresariales dicen cumplir con las normativas vigentes. La Constitución sin embargo, es clara la respecto, pues garantiza a todos los ciudadanos vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Y entonces, que hacen los técnicos especialistas en estos temas, a través de sus estudios de impacto ambiental (y evaluados por la CONAMA)? mienten y convierten el crimen en algo simplemente molesto. Tal es el caso de la central Castilla.

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