lunes, 5 de septiembre de 2011

Sofismas divinos

A lo más grande, a algo que está por sobre el ego como condición absoluta de realidad, a ese gran misterio se le llama comúnmente Dios.

La interpretación del ego sobre ese gran misterio, por el simple hecho de derivar sofismas de una existencia que no le pertenece, construye demiurgos para comprender la gran arquitectura de este misterio.

Dios, lo más grande, la totalidad, no tiene calificativos y no pertenece a ningun pueblo. Dios no es una pertenencia ni una representación. Todo lo que pueda enunciarse sobre él son solo demiurgos, seres que lo representan. Hay, sin embargo, demiurgos que se identifican con mayor exactitud a su condición. Uno de ellos nos indica que lo divino es antes que todo una experiencia del todo, conciencia, apertura; como totalidad per se, es en cambio solamente representación. Como representacion, lo más grande nos resulta también infinito, sin límites, eterno. ahora bien, resulta que lo experienciable en este caso también goza de una representación pues tiene como objeto lo total.

Admitimos con facilidad de que aunque no podamos acceder a su conocimiento, existe una totalidad experienciable de manera parcial, indirecta y subjetiva. El incremento de la conciencia sobre esta experiencia es solo gradual, pues nunca llega a negar la subjetividad implicada en la experiencia, pues condición de ser de la experiencia es una apertura subjetiva. Demiurgos con menor legitimidad ontológica y representatividad de lo divino, en cambio, son el bien, la omnipotencia y la voluntad. En caso de que entendamos a Dios como un todo, es extraño y discutible atribuirle voluntad, y más aún, atribuirle a esta voluntad omnipotencia y bondad. Si Dios es voluntad omnipotente, entonces es un Dios cruel, pues admite la existencia del mal. Dios juega a los dados. Todo, sin embargo, parece obra de un cálculo. Todo en tanto le atribuyamos una voluntad, un límite, una apariencia. Pero ya sabemos que estos son solo demiurgos, y que en tanto tal, solo nos conducen a engaños y paradojas. Dios como experiencia es ante todo noema de un presente continuo, el instante.

A los demiurgos que se guian por el bien social de la justicia y la gracia del sin porqué los llamamos ángeles. Angeles son los demiurgos que nos protegen; tal es el caso del bien, la alegría y la misericordia. Por tanto, el demiurgo divino, a través de sus ángeles, se guía por algo externo a él e inasible en cuanto propiedad absoluta: la justicia. La justicia es movediza porque es una proyección de los sujetos frente al mundo que los rodea, cuya meta, es la objetivación en el plano del sentido, la convivencia, la ética (la necesidad del otro para vivir).

A los demiurgos que se guian por la maldad los llamamos demonios, los que se hacen pasar por algo grandioso siendo solamente demiurgos, algo intermedio. La experiencia del mal, la inconsciencia y el egoísmo son sus atributos más plausibles, guiados por la injusticia, la discordia, el individualismo extremo -la negación de lo más grande en la deliberación subjetiva.




2


Somos espíritu, es decir, sujetos del pensamiento (desde donde comprendemos, ordenamos y operacionalizamos el mundo y el yo), sujetos del corazón (desde donde sentimos el deseo de cobijo y amor, el pulso de sobrevivir) y sujetos de los genitales (pues desde las hormonas y las vísceras deseamos el placer de la unión, la expulsión y la reproducción). El espíritu, con esos tres elementos, debe guiarse hacia cierto equilibrio homeostático. El equilibrio ocurre cuando se admite un sentido ecológico y no represivo no solo de las necesidades carnales, sino también de las sociales (éticas) y divinas (estéticas y subjetivas, pues lo divino tiene la apariencia de lo más bello, la alegría, la armonía). Lo que le asigna proporción a estos elementos es la ecología pero a través de la justicia y lo natural-pues todo artificio implica un distanciamiento de lo más grande en el mundo de los productos.

...


3

Es una arbitrariedaddescomponer el sistema de energías humanas en tres. Una teoría más representativa del complejo sistema que nos determina es la arquitectura de 7 chacras, siendo el chacra transversal el que nos une al todo y por el cual se proyecta el aura.

Los espíritus viajan en dimensiones del tiempo y el espacio desconocidas y distintas a las dimensiones visibles del mundo físico...

No hay comentarios: