domingo, 24 de octubre de 2010

Intimidad

se les quema la lengua a los chismosos para animar la sobremesa. Necesitan poner en palabras la polemica de otros y solo a veces las propias; quieren ver las expresiones de aceptaciòn o disgusto de la gente, sin miedo obviamente a sentir ELLOS verguenza de exponer SU intimidad a la critica o la burla. Se tiene incluso a la habladurìa, en la medida que versa sobre OTROS como un bien social maravilloso, capaz de prenderle llamas a una conversacion o unir a las viejas comadronas en torno a una novela.

Existen ventanas que comunican el mundo privado con los dominios abiertos de la opinion publica. Mucho se habla de los deslices de su eminencia Heidegger con Hanna Arendt, de la vida paralela de Josè Donoso con el mundo homosexual, que Eugenia Riffo, la parvularia, quiso castigar a Borja Lòpez dejàndolo en el auto; nos faltarìa tiempo para investigar la veracidad de esas historias en este momento, asi que me limitarè a contar cuàl es el mecanismo del chisme como estructura esencial del sasein.

Si se construye una historia oficial - el fin primero de una fiscalìa es encontrar los hechos objetivos- la mayorìa llega a un concenso. Cae el martillo castrador sobre el pupitre y la mayorìa acata los hechos como verdaderos, mientras, una minorìa opositora debe rascarse el sentadero y esperar resignado a que se abra un nuevo proceso de apelacion.

Este es un ejemplo lapidario. En los funerales, por respeto al muerto, se restringe la salida de datos indecorososo de su vida a la opinion publica; estas historias, aunque no oficialmente persisten en el imaginario popular bajo una modalidad lucrativa del secreto. El que encuentre la fuente directa se le quema la lengua por venderse a la curiosidad morbosa de los otros. Manipulando informaciòn se puede hacer uno millonario. Hay intelectuales que dedican su vida a investigar las filiaciones nazis de quien es consederado uno de los mas grandes filosofos del siglo XX por Dios santo!

Para hablar bien de un muerto se pueden decir muchas mentiras. Prueba de ello es la actitud que toman algunos sacerdotes que sin conocer al difunto ni a la familia, hablan de las virtudes del muerto como si hubiese sido un santo - quizàs esa es su labor: santificar sin conocer, amar universalmente. Habla y habla en sus sermones de un pelafustàn, como si lo hubiese conocido desde siempre. Ahora bien, para toda historia hay tambièn una contra-historia y para una verdad (o mentira) oficial siempre existe una verdad (o mentira) extra-oficial.

Si es el exceso de temor o respeto el que conduce a las personas a hablar bien o simplemente a no hablar, es el exceso de rebeldìa o resentimiento y la falta de respeto las que conducen al malhablado a tirar mierda, a decir supuestamente "las cosas como son", como la mierda que son ellos mismos. Busca quizàs el supercrìtica promover alguna superestructura o lograr algun tipo de justicia con la verdad de los hechos o con la sensibilidad moral de un grupo; buscan la fama del sapo, vivir a costa del desprestigio ajeno. La muerte de Victor Jara, es motivo de diversas especulaciones (de si lo quemaron con cigarros, de si le cortaron las manos); unos toman partido por su heroismo patrio, y otros por su merecida acribillacion y sepultamiento;

Aunque la memoria colectiva tergiverse la informaciòn, sufrimos la conflictiva e irrenunciable tendencia, desde el fondo de todas nuestras mentiras, a la verdad.

Una persona puede santificarse o transformarse en villano por un rumor que alguien dijo. La santidad y la villanìa es el efecto en cadena de muchas interpretaciones; cada cual pone de su cosecha o aliña la historia a su conveniencia. Hasta con un video puede montarse una mentira (Neil Armstrong caminò verdaderamente en la luna?). La mitologìa urbana de los chismosos se prende con un hecho polèmico, con el interès general de un publico ante la transgresion de un ideal. Asì, por màs que un chismoso le exija a su interlocutor que no hable y que cierre el pico, lo que le contò serà tan interesante desde el punto de vista social, que esa persona es muy probable que no pueda contenerse de hablar. Si la persona es de suficiente confianza, se lo contarà a la polola y a su mejor amigo. El amigo no soportarà saber algo tan cool y querrà contarlo tambièn, a pesar de lo indecoroso: "cornearon al weòn". Se lo contarà a su polola, a su mejor amigo y a su familia, exigiendoles que se callen la boca porque es un asunto delicado. Quizas la familia no le de mayor importancia si carecen del vinculo con el circulo del afectado, pero si tienen al menos algun vinculo con una vieja comadrona, lo que parecìa contenido en un principio corre el riesgo de explotar y de transformarse en habladurìa. Al que le llega la informaciòn de tercera o cuarta mano, no tendrà los escrupulos ni la cercanìa moral para evitar el morbo; seguramente adornarà la historia a su antojo y pedirà que se guarde el secreto, hasta que todos puedan murmurar a las espaldas del pobre afectado; entonces, el "secreto" ya no serà tal. El diminuto tamaño del pene de Mick Jaeger y sus supuestos intentos de agrandarlo con picaduras de abeja puede ser una gran mentira.

ººº

Aunque no haya mala intención en el acto de "contar", y aunque en ello haya incluso búsqueda de apoyo y desahogo, lo que prevalece para el chismoso es la transgresión de un principio sacramental, la proyeccion publica de algo que debia mantenerse cerrado.

yo también miento y murmuro: para atraer la atención, hablando a las espaldas, usando la desgracia ajena como un medio(la burla y el morbo) para suscitar el interès de una audiencia. Parece que por más que se le pongan cerrojos a los secretos, estos finalmente se filtran en los espacios intersubjetivos donde nos es permitido cautivar la atencion de los otros por la desgracia ajena; esto nos evade cobardemente de una sensacion cronica de soledad.

El gesto permisivo del chismoso cubre en realidad su necesidad infantil de autoria o dominio sobre una historia. Un dialectico apetito de poder sobre algo que no se ajusta al ideal, mueve al chismoso incluso a quedar como traidor - pero por la necesidad de la chusma de chismes que enciendan sus calderas, esto se torna casi irrelevante.

Deben haber excepciones, por Dios santo!; yo al menos, ya aprendì algo. El valor de la confianza solo adquiere consistencia en la medida que se protegen sus "salidas". El chismoso, por el contrario, goza unicamente como parasito, porque en la medida que no alcanza a ver la desgracia ajena como propia, no sufre el pudor que afecta a su victima, no llega a contenerse de hablar porque no ama lo suficiente, porque es dèbil y cobarde, porque necesita del morbo colectivo para sentirse aceptado.
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OSHO

"A todo el mundo le da miedo la intimidad, aunque no sea consciente de ello. La intimidad significa quedarse al descubierto ante un desconocido, y todos somos desconocidos: nadie conoce a nadie. Somos desconocidos incluso para nosotros mismos, porque no sabemos quiénes somos.

La intimidad te aproxima a un desconocido. Tienes que quitarte todas las defensas, porque solo así es posible la intimidad. Pero de eso tienes miedo: si te quitas todas las defensas, todas las máscaras, ¿quién sabe qué hará contigo el desconocido? Todos escondemos mil y una cosas, no solo de los demás, sino de nosotros mismos, porque nos ha educado una humanidad enferma con toda clase de represiones, inhibiciones y tabúes. Y el temor consiste en que con un desconocido – no importa haber convivido con esa persona treinta o cuarenta años: nunca deja de ser un desconocido – resulta más seguro mantener ciertas distancias, ciertas defensas, para que no se aprovechen de tu debilidad, de tu vulnerabilidad.

A todo el mundo la da miedo la intimidad.

El problema se complica aún más porque todo el mundo desea la intimidad. Todos desean la intimidad porque si no, te quedas solo en este universo, sin un amigo, sin un amante, sin nadie en quien confiar, sin nadie a quien abrir tus heridas. Y las heridas no pueden sanar a menos que estén abiertas. Cuanto más se esconden, más peligrosas son: hasta pueden llegar a ser cancerosas.

Por una parte, la intimidad es una necesidad esencial, y todo el mundo la desea. Queremos intimidad con la otra persona, para que abandone sus defensas, sus máscaras y la falsa personalidad, se haga vulnerable, y se muestre al desnudo, tal y como es. Por otra parte, todo el mundo teme la intimidad: deseas la intimidad con el otro, pero no abandonas tus defensas. Este es uno de los conflictos entre amigos, entre amantes: ninguno quiere abandonar sus defensas y presentarse completamente desnudo, con sinceridad, pero los dos necesitan la intimidad.

A menos que dejes a un lado tus represiones, tus inhibiciones –los regalos de las religiones, las culturas, las sociedades, los padres, la educación – jamás podrás intimar con nadie. Y tendrás que tomar la iniciativa.

Pero si no tienes represiones ni inhibiciones, tampoco tendrás heridas. Si has llevado una vida sencilla, natural, no sentirás temor a la intimidad, sino el enorme júbilo de dos llamas tan próximas que casi se convierten en una sola. Y el encuentro es increíblemente gratificante, satisfactorio, pleno. Pero antes de intentar alcanzar la intimidad, has de limpiar tu casa por completo.


Fuente: Libro,"La intimidad"; Autor, Osho; Editorial, Grijalbo
http://psiholisticaintegral.blogspot.com/2008/06/la-intimidad-charla-de-osho.html

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