jueves, 5 de mayo de 2011

Carta al sr. Burns


señor Burns:

Nuestro estado de miseria es inaceptable. No somos capaces de asumir culpas y responsabilidades sobre lo que ocurre en nuestro hogar planetario. Es cierto! nos facinan los placeres y a veces, la mayoría de las veces, no estamos dispuestos a renunciar a niuno de ellos! ofreceremos por ello la cobarde y primitiva justificación de que todo es una responsabilidad compartida? Sr., no basta encontrarse tonto y vengarse buscando otro don. No basta con la hostilidad hacia el mundo para alimentar su egocentrismo. No basta con ganar mucho dinero y pagar influencias. Sr. Burns, por favor recapacite. Mire lo que le está haciendo a su hogar.

El último tiempo hemos sido testigos de terribles noticias, pero los medios solo nos informan cuando el desastre es innegable, ominoso y seductor. Ahí sí que existen focos por doquier. El halcón ya no es galáctico sino una simple ave de rapiña, un ave rastrera de los escombros. Sr. Burns, a este ritmo nos convertiremos en ratas.
Los medios nos informan de un entorno delictual, donde los pobres atacan a los ricos. Si los pobres tuvieran el control sobre los medios otra sería la realidad. Los medios de producción están bajo el poderío del chancho volador. Sr. Burns, acuérdese que ud. también es humano. No niegue su condición justificándose en la animalidad porque hasta los animales sienten compasión. Sufren, lastiman y aman bajo condiciones muy parecidas a las elevadas virtudes humanas. No basta con rebajar esas conductas positivas al mero instinto. Ni los animales son puro instinto, ni el chancho es malo. Sr. Burns, recapacite, el mundo se desarma y se desangra bajo el yugo de sus armas.

Sr. Burns, al menos admita que nos debemos un mínimo de respeto y honestidad, pero un mínimo real. Se nos está destruyendo el hogar! Sr. Burns, despiérte! Salga de su burbuja! El calentamiento global está secando las aguas, y ud. se da el lujo de contaminarlas! Sr. Burns, recapacite, necesitamos aire limpio para respirar. No porque la voracidad industrial sea una responsabilidad compartida ud. va a ser cómplice. No nos corte los árboles más por favor, y deje de matar a tantos animales! Podemos comer otras cosas para vivir con placer. Por favor, deténgase un rato frente a un calmo lago del sur, contemple el verdor, sumérjase en el agua, respire profundo y medite, encuéntrese consigo mismo, abrace su libertad. Luego, acuérdese de que ud. también es un humano y que muchos, aunque ud. no lo crea, lo quieren, y por si fuera poco, le quieren bien. A los que engaña y a los que saben la verdad. Hay un amor que trasciende las circunstancias, sr Burns, así que no se olvide que junto a ud. crecen millones de almas que aspiran a un bien común. Que ese bien común sea no solo con la familia y los íntimos sino con la humanidad ecológica. Deje el egoísmo de lado un rato porque con esa mentalidad corto espacialista, también está destruyendo el hogar de su familia y su propio por-venir. Sáquese los anteojos de sol! Deje de esconder la mirada! Deje a los medios informar libremente!

Sr. Burns, lo único que le pido con suma compasión, es que cuando ocurra el gran desastre y la terrible venganza, cuando “casi todos” estén cobrándose justicias entre si, acuérdese que el “casi todos” es provocado por unos pocos del que ud. forma parte activa y responsable (todo en algun momento se devuelve). Acuérdese de que casi todos asumen las guerras de unos pocos; la falta de libertad del pobre, para controlar los medios, le llevan a esa condición, a someterse a la autoridad militar y estatal del chancho violador, ideológicamente y a la fuerza. Acuérdese que esa gente violada, también es humana y que nunca quiso la guerra. Recuerde por favor, que los que viven del campo también necesitan controlar la tierra. Este mundo es de todos y hay que compartirlo con animales y plantas.

Cuando haya ocurrido la gran catástrofe del norte, los poderes septentrionales huirán al sur para intentar reconstruir su reinado, y luego en la luna. El sabio nos enseña a huir a las montañas. Recordemos que necesitamos compartir, y que los que queremos compartir somos una mayoría. Dejemos de enlodar nuestra conciencia, dejemos de ser cómplices y súbditos del chancho violador! Y ud. sr. Burns, abandone sus miedos infantiles, deje de ser esclavo del sin sentido, abandone los fantasmas que dañan su orgullo. Recuerde en el momento en que quiera atropellar a los sobrevivientes, que hay sobrevivientes que podrán compartir con ud. lo que ud. no pudo compartir con ellos cuando las condiciones todavía eran estables. Reconozca de una vez que ud. es un actor que genera consecuencias. No sirve escudarse en el resto. Eso es para viejos conformistas. Sea libre y decida de una vez. No tiene por qué dejarlo todo de lado. Reinvierta su dinero en algo menos lucrativo pero más virtuoso. Una vez que se haya ganado la credibilidad del pueblo, continúe siendo honesto, no abandone su nuevo logro. No le tenga miedo a figurar. A ud le gusta figurar y le gusta el poder, no se reprima, pero obténgalo a las buenas, respetando el sentido común. No basta con solo predicar y encadenar ilusiones; gánese un puesto en el senado, influya en el resto, modifique las leyes injustas y cree nuevas que satisfagan la necesidad de un bien común. Pero de un verdadero bien común, Dios santo! Hay que reflexionar comedidamente, con apertura y sensatez sobre ello, no con impulsividad y egoísmo. La gasolina, por ejemplo, es un bien de uso común para una gran mayoría, pero no es una prioridad. Sr. Burns, piense ante todo en prioridades, acabemos con el odio de una vez. Quizás tengamos una oportunidad para salvar al mundo del gran desastre o al menos, de aplazarlo; quizás podamos darle a nuestros hijos un mundo sano, o en el peor de los casos, le damos nuestro mundo actual, un volcán a punto de explotar. Todavía es tiempo para recapacitar. Las fantasías del ser humano no solo le conducen a la profanación, sino también a elevadas virtudes. No piense que por ser un hombre solitario vive en genuina soledad. Acuerdes que ud. también es un humano.

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