Ayer estuve encerrada todo el dia. Me dio tanta pena. Me acordé de mi mamá, de su funeral. Yo tenía 5 años. Mis hermanos y hermanas, 7 en total (fuimos 9 porque 2 se murieron en el parto), mirabamos ansiosos el ataud de mi madre que se hundía. Mi tío Juan llevaba unos lentes oscuros, y de vez en cuando sollozaba. Mis primos corrían de un lado para otro y yo me distraía. Entonces, mi tío Juan me retó porque yo no lloraba. A mi, como que me daba lo mismo. Hasta el día de hoy sueño y pienso en el funeral de mi madre; me da pena no haberla llorado.
Me acuerdo que en los veranos, cuando yo tenía como 12, un primo grande, el Augusto, se iba a alojar a mi casa con su hermana chica, la Flavia. La Flavia jugaba con mis hemananas, a veces conmigo y era muy introvertida. Él, no tenía muchas cosas que hacer en mi casa, salvo ver la tele o jugar a la pieza oscura con nosotras. Nos perseguìa y hacìa cosquillas, y a veces se le pasaba la mano con los agarrones.
Mi papá salía a curarse por ahí. Lo encontraron esa noche completamente borracho en los rieles de un tren. Mis hermanos grandes, trabajaban en el almacén. Sólo estabamos yo, la Jessica, de 5 años, el Beto, de 6, la Marjorie, de 9, y la Olga, de 14. La Paula y el Pato trabajaban, y el Augusto siempre iba a nuestra casa. Me subio ese día a una mesa y empezó a violarme. A mis hermanas tambien las violó. Después de eso, como que se cebó con nosotras. Se metía por la ventana a nuestra pieza, donde dormíamos la Olga, la Marjorie, la Jessica y yo. Nos manoseaba y nos perseguía por la casa y forcejeaba con nosotras hasta conseguir lo que quería. Tengo rabia contra los hombres. Me dan miedo.
Nunca tuve amigas. Crecí como traumada. Me siento fea. A mi papá lo encontraron un día muerto, ahogado con su vómito. Me dio mucha pena. Nuestros 2 hermanos grandes se hicieron cargo de nosotras, pero todo fue más difícil. Nuestros tíos nos ayudaban con un poco de plata, pero no era suficiente. Ibamos al liceo con los zapatos rotos y las blusas cochinas.
Después de varios años, cuando yo tenía como unos 30, mi hermana Olga me invitó al hospital para que la acompañara a visitar a un amigo que se había intoxicado tomando pastillas. El intoxicado era Hugo. Nos quedamos conversando harto rato y como que nos gustamos. Después de eso, nos seguimos viendo y nos casamos. Tuvimos una hija, a la que le pusimos Olga. Yo le hacía la comida, el aseo, le lavaba la ropa...La relación era buena y él era muy sociable; lo querían mucho en el vecindario donde compramos una casa. Lo raro era que salía siempre por las noches a fumarse un cigarro, y llegaba muy tarde, cuando la Olgita y yo dormíamos.
Con mi hermana Jessica y mi hija nos hicimos cargo del almacén. Un señor, un día se acercó y dejó un mensaje escrito en un papel, donde decía: "desde hace tiempo que la miro". Me dio un poco de miedo la declaración, pero me gustó. No sé todavía quien es el señor de la nota, pero el otro día me di cuenta que hay un señor de bigotes que siempre me mira.
Se empezó a correr un rumor sobre mi marido. El me decía que salía con sus amigos a fumarse unos cigarros y a conversar. Yo me quedaba callada. Hasta que un día descubrí el closet de la Olgita todo revuelto. Fue entonces que con mi hija, que ya tenía unos 14 años, lo empezamos a espiar.
A mi hija se le ocurrió una idea. Una noche, en la que se suponía que volveríamos tarde del almacén, volvimos a la casa de sorpresa. Entramos de puntillas, tratando de evitar los crujidos de los tablones, porque la casa igual es vieja. Subimos al segundo piso y vimos la pieza de la Olgita abierta, así que nos acercamos lentamente para no ser vistas, porque se escuchaba ruido desde adentro. Nos asomamos, y vimos a mi marido probarse la ropa interior de mi hija, calzones y sostenes, como si fuera un travesti. Él, cuando nos vio, comenzó a insultarnos, y de un portazo, nos dejó afuera. Se vistió y se fue sin decir nada. Nunca nos dio una explicación, y siguió saliendo como de costumbre, todas las noches. Cada vez que le preguntaba, él se exaltaba y me levantaba la mano. Un día le pegó a mi hija, porque no quiso ir al colegio. Mi casa era un griterío, hasta que los rumores de la gente en el almacén fueron insoportables. La gente me miraba como juzgandome. Apenas puedo levantarme de la cama. Mi hija y mi hermana se están haciendo cargo del alamacen.
A mi hermana Olga, le vino de repente una enfermedad que la dejó en cama. Con ella era con quien más me juntaba: a tomar el té los fines de semana y a conversar. El doctor le dijo que si no se cuidaba su expectativa de vida no superaba los 6 meses. Me angustié tanto, que me quedé con ella casi todo el tiempo. No sé qué hacer con el almacén. Mi hija tiene que ir al colegio y me dice que quiere estudiar criminalìstica. Yo no quiero cortarle sus estudios y me gustaría ahorrar para ayudarla lo màs posible, pero con el almacén cerrado es difícil.
El Hugo me dejó de hablar cuando le empecè a preguntar qè hacìa en las noches, con quien se juntaba, etc. Solo me mira y me dirije la palabra para decirme maraca, y no aporta ningún peso a la casa! Y no tenìamos relaciones sexuales hace como 2 años. Mi vida es triste. La Olga me dijo entonces que si el Hugo me hacía sufrir, era mejor que me separara. Le pedí el divorcio y me respondió: "erí una maraca". Los últimos años han sido un suplicio. Me siento fea, me da miedo salir a la calle, y casi todos los dìas tengo crisis; no me quiero levantar de la cama.
Mi hermana Olga murió hace un par de meses. La Olgita me dice que vaya a los tribunales a denunciar al Hugo cuando me agrede psicològicamente. Hice la denuncia, y los tribunales obligaron al Hugo a irse de la casa y a aportar con dinero para los estudios de mi hija. Èl se fue a la mala, haciendo un escàndalo, gritàndonos cosas a mi y mi hija. La Olgita sacò un cuchillo pa defenderme y èl se fue gritando, diciendo que esto no se iba a quedar asì. Tomò sus maletas y se fue dejàndonos una maldiciòn.
Quiero vender la casa pa juntar plata pa los estudios de mi hija. Ademàs que està vieja y penan espìritus de gente asesinada. Se lo dije al Hugo y se enfureció conmigo. Una noche, cuando dormìa, se acercó a la ventana de mi pieza, y me empezó a tirar piedras, amenazàndome con que nos iba a quemar la casa si la vendìa. Vivo todos los días con miedo y terror a salir a la calle. El almacèn pasa cerrado, porque mi hermana estudia igual que la Olgita. Hay gente que me dice que venda tambièn el almacèn. No sè què hacer.
Me gustaría que mi hija pudiera salir adelante. Me cuesta dormirme por las noches pensando que no voy a poder pagarle sus estudios. Me tomo unas pastillas, y al día siguiente amanezco atontada; no me puedo levantar de la cama. No dejó de pensar en mi infancia cuando me quedo sola. El otro día vi a mi papá sentado en su silla, fumando en su pipa. Mi hija también lo vio. Antes, siempre se sentían crujidos en la casa y los ruidos de las puertas y ventanas que se abren y se cierran, como si hubieran fantasmas.
El divoricio lo estoy tramitando, y pa noviembre se supone que voy a poder vender la casa. El Hugo sigue con sus amenazas y yo vivo con miedo.
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