desde los sentidos a mi alma, desde el exterior al interior, y viceversa, deseo apasionada e irreflexivamente identificarme a ti, ser tu complemento, pero por otro lado y paradójicamente, te amo reflexiva y desapasionadamente a través de una idea, deseando que seas feliz, en forma autónoma, sin mi.
Desde el exterior y con mis ojos, amo estéticamente los contornos de tu figura. Tu silueta es el signo de algun contenido inconsciente que por ahora desconozco, pero que me hace vibrar y me remece. Igualmente desde el exterior deseo tu olor y tu sonido, pero ahora más intimamente, y más ligado a los poros y a los orificios que te conducen eléctricamente a los espacios de mi intimidad, te deseo a través de la carne que llena tus contornos. Mi actitud de reverencia y admiración estética me electrifica cuando toco tu piel, porque paradojalmente, desde mi interior, proyecto sobre tu presencia una ausencia cargada de afectos (residuos de mi memoria), y sobre tu materia una forma (una sombra y una figura en el espejo) que proviene de nuestro apego infantil más profundo. Amo apasionadamente lo que identifico en tu interior solamente a través de los poros y los orificios carnales capaces de fundir lo que hay dentro de los orificios.
Sin llenar con mi cuerpo tus orificios, amo tu familiaridad y cercanía. Te amo desde la intimidad màs profunda de mis orificios, pero para no utilizarlos, o para que se llenen con otros. No puedo compartir contigo mi cuerpo, pero sí los afectos de mi intimidad. Màs lejanamente, en lo que a grados de familiaridad y cercanía carnal se refiere, te amo como amigo, como compañero y complemento para compartir mis afectos y las cosas del mundo.
Desde el interior al exterior, amo intelectualmente la abstracción de tu figura, lo que queda de ti cuando tu carne desaparece, el simbolo que se registra en mi memoria. La electricidad es solo la reverberacion de un gesto pretérito, cuando solo te amo desde adentro, sin pasión, con desapego: sin ojos, sin piel, sin presencia...
Ya no del mismo modo y con una intensidad distinta, amo en la paradoja, reflexiva y apasionadamente, pero esta vez desde el interior al exterior, la abstracción de nuestra especie (lo humano, la filogenética, nuestra raíz y el valor de nuestros actos reproductivos más allá del placer), el futuro... también amo, pero en un grado menor, a nuestros parientes los animales, a las plantas, al aire, a la vida, al ser y curiosamente, a la nada que nos fisura y limita...
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